Globalización
y sostenibilidad
Cuatro notas
sacadas del final de El lugar del
hombre en el cosmos,
de Fred Spier. Estas obras sobre Gran Historia, sobre el ser humano en
el contexto de la evolución cósmica, y de la ecología de los recursos,
son muy iluminadoras—ayudan a comprender mejor la historia humana como
una historia de organización para el uso de recursos, unos
tradicionales y
otros resultado de innovaciones, inventos y nuevos modos de
explotación. Así, por una parte se refuerzan las categorías
tradicionales del estudio histórico (el Neolítico y el desarrollo de la
agricultura, la aparición de los Estados y de las ciudades, etc.) y,
por otra, el nuevo énfasis lleva a replantearse la cuestion de en qué
época vivimos. ¿No convendría llamarla, por ejemplo, la Era de los
Combustibles Fósiles?
Claro que eso es un único criterio. Otros hablan, fijándose en otros
aspectos, de la era de la globalización, pero es que una cosa lleva a
la otra. Globalización siempre ha habido en mayor o menor medida, desde
que el ser humano salió de África por su propio pie y se fue
globalizando sin saberlo. Los imperios antiguos o modernos también
"globalizaban" a su manera, que ya desde entonces tiene mal nombre esto
de la globalización. Y la Iglesia católica era iglesia globalizada, o
aspiraba a serlo. Pero con la potencia de los combustibles fósiles, de
la máquina de vapor, del motor de explosión, o de los reactores, la
globalización se acelera. Todo lo existente se acelera. Nuestra
agricultura depende de los combustibles fósiles, para empezar, y la
estructura de nuestros estados y nuestra economía. Cabalgamos a lomos
de combustibles fósiles, y son ellos los que han permitido,
indirectamente, por vía del comercio acelerado y del crecimiento
industrial, que se produzca otro fenómeno globalizador: la comunicación
electrónica, la informática, y la red de comunicaciones global en la
que ahora mismo estás—hipócrita lector, a lomos de tus combustibles
fósiles. Como quien va a lomos de un tigre, y no sabe qué es lo que lo
mueve.
Esto es insostenible.
Lo de los combustibles fósiles, digo—eso es obvio. Los quemaremos, y
antes de lo que pensamos, por el crecimiento continuo de nuestra
economía. Ver a este respecto el vídeo sobre Aritmética,
población y energía, de Alfred A. Bartlett, que transcribo aquí. La
duda está en si la humanidad es sostenible. Ése es el interrogante que
cierra los últimos capítulos del libro de Spier (como otros—se me
ocurre Solar, de Ian McEwan,
a este respecto). Que nuestra economía no es sostenible, ni nuestra
sociedad, en su estado actual, ofrece pocas dudas. No
está en
equilibrio, a pesar de algunas engañosas apariencias, sino en
desequilibrio inestable, en avance perpetuo, con correcciones
improvisadas sobre la marcha. No es un avance controlado, ni dirigido,
aunque haya elementos de control y de dirección: las medidas económicas
y
financieras de la Unión Europea, por ejemplo, las que se toman este año
para paliar la crisis de deuda, tienen efectos calculados, y otros
incalculados—hay que seguir avanzando, y evitando el colapso y el caos.
Como buenamente se pueda.
Pero volviendo a
Spier. Habla de la informatización como la tercera oleada de la globalización,
último paso en el establecimiento de redes de comercio, producción,
intercambio, dependencia e información a nivel global:
"La
actual revolución en curso de la tecnología informática ha venido a
reforzar notablemente todas estas transformaciones Los últimos sesenta
años han asistido al surgimiento de una nueva capacidad: la de
manipular un volumen de datos electrónicos que no conoce precedentes"
(381).
Por una errata dice Spier que esto comenzó en el siglo XVIII—claro, se
refiere al XIX, cuando con la red telegráfica se estableció la versión
decimonónica de Internet. Y (qué poco se sospechaba en el siglo XX) al
tender los cables eléctricos se estaba tendiendo también la futura red
de Internet. Información es energía, a su manera, pues la
información permite reorganizar los procesos y rentabilizar el trabajo
de modo mucho más eficiente. Así, con una producción bruta
relativamente menor, la producción de la era electrónica genera una
rentabilidad económica mucho mayor, y así, "En los países pioneros en
la iniciación del proceso de la industrialización, el surgimiento de la
moderna tecnología informática ha dado lugar a la aparición de un gran
número de industrias de servicios. Hasta el momento presente, esta
nueva oportunidad de arrancar en cabeza de la comunidad internacional
ha permitido que estos países sigan siendo competitivos y que conserven
un nivel de vida relativamente elevado" (383)—aunque ahora la formación
y producción informáticas ya se extienden por países anteriormente
subdesarrollados.
La globalización ha acelerado los procesos de disolución de las
comunidades y creencias tradicionales, sus economías, sus costumbres y
sus modos de vida, dando lugar a "nuevos sentimientos de inseguridad,
tanto entre los ricos como entre los pobres. Y a su vez, la expresión
de estas percepciones adquiere muy a menudo la forma de un nuevo fervor
religioso." (385-86). La globalización también fomenta la imagen de un
mundo no sólo interconectado y mutuamente dependiente, sino también
frágil y aislado frente al cosmos. Spier retorna en diversos puntos del
libro a una imagen que le impactó, la de la Tierra vista desde el
espacio, imagen que "habría de estimular muy notablemente la idea de
que la Tierra es en realidad un frágil 'vehículo espacial'" (386). La
consciencia ecologista, en sentido amplio, se ve reforzada por estas
transformaciones globalizadoras y estas nuevas percepciones de nuestro
planeta como un conjunto.
Y ahí sitúa Spier, de modo reflexivo a modo de self-begetting narrative, una
narración autogenerada
de las descritas por Steven Kellman, el origen de su propio interés por
la Gran Historia. Queda así enmarcada de modo más insistente la
historia
"histórica" en la historia de la evolución cultural de la Humanidad,
incluyendo historia y prehistoria, y éstas en el marco de la evolución
de la vida y de la formación de nuestro planeta y del cosmos:
"Estas
instantáneas iban a proporcionar un fuerte impulso tanto al naciente
movimiento de defensa del medio ambiente como a los enfoques
científicos de carácter holístico que por entonces comenzaron a surgir,
como la cosmología asociada con la Gran Explosión, la tectónica de
placas o la hipótesis de Gaia de James Lovelock—todos los cuales
terminarían haciendo posible la presente síntesis de la Gran Historia"
(386-87).
Cierto, en parte—Y sin embargo hay que recordar que hay precursores de
estos enfoques holísticos que han sido injustamente postergados durante
los últimos cien años, cuando podrían haber servido de inspiración para
este tipo de aproximación. Spier piensa en Alexander von Humboldt, y yo
pienso más concretamente en Herbert Spencer. En Spencer encontramos un
esfuerzo por explicar en términos de dinámica energética y de su
eficiencia los
distintos procesos evolutivos, a nivel cósmico primero,
geológico después (con la formación de distintos entornos diferenciados
en la corteza terrestre), biológico, con una definición de la vida como
un proceso energético de especial complejidad e intensidad. Y luego
también aplica su principio básico a la cultura, el pensamiento,
etc. Simplista, han dicho muchos—pero también un esfuerzo
intelectual titánico, y una perspectiva, la de Spencer, que nos lleva,
como la cosmología actual, desde una Fuerza indiferenciada en el origen
del cosmos, a la generación de complejidad local diferenciada, y luego
a la decadencia entrópica de dicha complejidad, y a la destrucción de
los entornos locales complejos. Es la historia del universo, en la
medida en que la podemos apreciar desde
aquí. Yo, desde luego, no puedo sino recomendar la lectura de
First Principles,
una obra que en su línea decimonónica podríamos llamar un intento de
una "Fenomenología de la Energía" y de sus efectos complejos, incluido
el Espíritu.
Los humanos hemos sido grandes acaparadores y gastadores de energía.
Calcula Spier que nuestra especie ha multiplicado por treinta millones
la cantidad de energía controlada y gastada, desde su origen en una
población de unos pocos miles de individuos. Hemos desarrollado también
no sólo cantidad, sino calidad—maneras increíblemente diversas, todas
únicas, de extraer, almacenar o gastar energía. Este crecimiento tiene
un lado triunfante, y un lado alarmante—de ahí la consciencia ecológica
de los estudiosos de la Gran Historia. ¿Es sostenible? Ya hemos visto
que no, en el sentido de 'estable'. La mayor integración informativa y
productiva mundial podría resultar especialmente vulnerable a ciertos
tipos de catástrofe global—aunque ayude a paliar otras carencias y
problemas. Un exceso de organización podría desmoronarse al
contagiarse la desorganización rápidamente por las redes globales
de interdependencia y de comunicaciones.
"Sin
embargo, todavía más serio es el hecho de que todas las sociedades
industriales dependan hoy tan notablemente de las menguantes reservas
de recursos naturales, y fundamentalmente de los combustibles fósiles.
Hasta la fecha, la utilización de combustibles fósiles a gran escala ha
posibilitado la consecución de unos niveles de complejidad cultural
global inimaginables a costa del declive de las viejas formas de
complejidad local y regional." (393-94)
Un nivel de producción sin precedentes, en las sociedades modernas, que
es—insostenible. Si toda la Humanidad se volviese Occidente, estaríamos
perdidos. Y ese camino llevan, pero no llegará a tanto la cosa. El
despilfarro de combustibles fósiles llega a su límite natural, y
empiezan los años de penurias graduales, donde habrá que rentabilizar
la energía y cuidar más el medio ambiente. La entropía generada por la
producción amenaza con ahogarnos una vez alcanzado un nivel máximo de
desarrollo.
"Por
consiguiente, uno se pregunta si los seres humanos serán o no capaces
de inventar un sistema de reciclado de basuras eficiente, y cuáles
podrían ser, en caso negativo, las consecuencias. O por expresarlo en
términos de la teoría de Gaia que formulara James Lovelock, surge la
interrogante de si Gaia procederá o no a eliminar de forma no aleatoria
a la especie humana debido a que puede estar socavando las
circunstancias Goldilocks [las circunstancias que permiten determinado
tipo de complejidad] que su propia continuidad requiere. (395)
Lo de Gaia interprétenlo como una manera de hablar. No necesitamos a
Gaia tomando decisiones, cuando están ahí las consecuencias de nuestras
propias acciones,
(...)
"we but teach
Bloody
instructions, which, being taught, return
To plague the
inventor"
—decía
Macbeth. Yo no peco de optimista: Spier sí, pues arguye que
"Podría
darse perfectamente el caso de que, a largo plazo, la principal
característica de la historia humana fuera la de constituir un proceso
marcado por la consecución de una eficiencia cada vez mayor." (397)
No lo refutaré, pues ha sido el caso hasta ahora—pero ha tenido un
precio, el socavamiento de las propias condiciones de la existencia a
que antes se refería Spier. La eficacia tiene un límite. Y en cualquier
caso, aun si respetásemos nuestro entorno ecológico y alcanzásemos un
equilibrio con él (cosa que la humanidad jamás ha hecho), hay que tener
en cuenta que nuestro entorno no depende únicamente de nosotros, sino
de fuerzas naturales muy superiores, que no lo han alterado
radicalmente en los últimos milenios, pero que bien pueden hacerlo—y de
modo súbito, para nosotros.
La humanidad tiene un límite, y sería optimista ver ese límite en el
límite de la energía del universo. Ese límite para el universo existe,
desde luego, para la cosmología moderna:
"Según
parece, únicamente el universo joven en el que ahora vivimos dispone de
suficiente abasto de materia y de energía, y sólo ese abundante
suministro alcanza a producir—en combinación con los equilibrios que
tienden a generar las fuerzas de la naturaleza—unas circunstancias
Goldilocks capaces de conducir inevitablemente al surgimiento de estos
tipos de gran complejidad" (406)
—como el autor, por ejemplo. Pero es optimista, decimos, hablar del
horizonte
del Universo. Porque estamos atados no al Universo, sino a nuestro
planeta, mal que nos pese, y a pesar de alguna sonda espacial y de
muchas películas de ciencia ficción. Se pregunta así pues Spier, al
cerrar su libro, por las perspectivas de futuro para la vida y la
humanidad en el planeta Tierra.
"A
estas alturas nadie se sorprenderá si digo que el destino de la
humanidad parece estar íntimamente vinculado con la disponibilidad de
materia y energía. No se trata de nada nuevo. Son muchos los autores
que resaltaron ya este planteamiento a lo largo de la década de 1970. Y
sin embargo, en años posteriores, sus duros mensajes se convertirían
primero en materia disputada y caerían después poco menos que en el
olvido" (408).
Aún recuerdo cómo hace cuarenta años, a principios de los años setenta,
nos hablaban de estas cosas
en la escuela de Biescas: de la contaminación, del agotamiento futuro
del carbón y del petróleo. El año dos mil aparecía remoto y envuelto en
crisis y colapso. Hoy, en la década de 2010, el futuro vuelve a
aparecer envuelto en crisis y colapso. Al menos en un duro aterrizaje
en el reality principle,
conforme toca a su fin la era de los combustibles fósiles. A principios
de los 70
Marion King Hubbert denunciaba la imposibilidad de un crecimiento
exponencial continuado. En fin, Malthus ya lo había hecho casi
doscientos años antes, y se le creyó desautorizado. Y ahora Alfred
Bartlett también habla de Hubbert en su conferencia sobre "Aritmética, población y
energía". Cuando nos acordamos de él, por algo será: el futuro va
filtrando a los profetas. Cita Spier a Hubbert:
"A
las personas que vivimos en la época actual y que nos hemos
acostumbrado a un constante crecimiento exponencial del consumo de
recursos energéticos derivados de los combustibles fósiles nos resulta
difícil comprender cabalmente que la era de los combustibles fósiles
revela tener en último término un carácter notablemente transitorio tan
pronto examinamos un período más amplio de la historia humana. La mejor
manera de apreciar la situación es contemplar las cosas en un arco
temporal de unos diez mil años, cinco mil a un lado del presente y
otros cinco mil al otro. Desde esta perspectiva se constata que el
ciclo completo de la explotación de los combustibles fósiles presentes
en el planeta se extende quizá por espacio de unos mil trescientos
años, con la particularidad de que el principal segmento del ciclo
(definido como el periodo en el que se extrae y se quema la totalidad
del combustible fósil, salvo la primera y la última franjas, de un 10
por 100 cada una) apenas abarca más de tres siglos." (Hubbert, en Spier
410-11).
Hay quien confía ingenuamente en el ingenio humano para mantener
indefinidamente este régimen de consumo. Ingenuity... Ya. Habrá que tener en
cuenta lo que dice Howard Thomas Odum, citado por Spier:
"El
saber y el ingenio son los medios con los que se consigue que el
suministro de energía resulte operativo—suponiendo que se disponga de
él—, sin olvidar
que el desarrollo y la conservación del conocimiento también dependen
de la disponibilidad energética" (410, énfasis mío).
La investigación sobre energías sostenibles, por tanto, no tiene lugar
en el vacío—también cabalga a lomos de un tigre, en una carrera contra
el tiempo. Una manera de contar esa carrera puede verse en la novela de
Ian McEwan, Solar,
sobre un decadente científico occidental que investiga sobre cómo hacer
la energía solar aprovechable y rentable. Una carrera contra el tiempo,
y contra sí misma, en la que está atrapada la sociedad postindustrial.
La humanidad sobrevivirá, de alguna manera. Nuestra sociedad actual,
hiperproductiva y despilfarradora, es más que probable que no. Tendrá
que transformarse radicalmente, a
sea-change,
y no se reconocería a sí misma, posiblemente, en la nueva Edad Media
sin
final determinable que seguirá a la Era de los Combustibles Fósiles.
Spier lo pone de manera más interrogativa, como correponde a los
interrogantes abiertos:
"En
otras palabras, la incógnita a la que nos enfrentábamos [en los 70,
pero también ahora] pasaba por averiguar si nos resultaría posible o no
disponer de la suficiente materia y energía como para producir la
complejidad que deseábamos—y obviamente sin asfixiarnos con la entropía
resultante—. (410)
Los modelos
informáticos desarrollados por el equipo de Dennis Meadows
en el MIT, para calcular la interacción futura de desarrollo,
crecimiento, producción y consumo, resultaron terriblemente pesimistas:
"en todos los casos observaron que la estructura sistémica se venía
abajo. Al final trataron de hallar otras formas de estabilizar el
sistema mundial, pero no obtuvieron sino una mayoría de resultados
negativos. Sus descubrimientos desembocarían en una serie de turbadoras
conclusiones y recomendaciones que deberían ayudarnos a luchar por un
mundo más sostenible" (412). Contribuirían las primeras previsiones al
informe del Club de Roma de 1972, sobre Los Límites del Crecimiento, que
fue un hito en la conciencia sobre estas cuestiones.
Ignoro si Meadows et al. incluyeron en su modelo, me temo que no, las
hipotecas subprime
y la crisis de la deuda soberana. Datos que no harían nada, supongo,
por mejorar sus perspectivas. El futuro siempre tiene la capacidad de
sorprendernos, a veces incluso de modo agradable; a la larga, siempre
de modo inesperadamente desagradable.
El concepto de "desarrollo
sostenible" (que Bartlett considera una
contradicción en términos) fue en cierto modo un avance, y se introdujo
en un informe de la ONU de 1987, Nuestro
futuro común.
Desarrollo sostenible, definen, "es aquel que alcance a satisfacer las
necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las futuras
generaciones" (412). Bonito concepto, pero, releyéndolo, hay que decir
que el desarrollo sostenible es algo que
ni ha existido ni existirá.
El desarrollo siempre ha sido insostenible a largo plazo, siempre
consumiéndose a sí mismo como un combustible fósil; siempre ha
comprometido al futuro y lo ha privado de opciones, y las opciones
serán cada vez menores, a pesar del creciente desarrollo de la
complejidad cultural e industrial.
No acabo de terminar con el libro de Spier sobre El lugar del hombre en el cosmos.
Otro día vuelvo, si tengo world
enough, and time.
__________________
Referencias
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la Universidad de Colorado, Boulder. 2002. Vídeo en red. YouTube (wonderingmind42) 17 junio
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2011
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Bartlett." Transcripción y traducción de J.A. García Landa. 2011. Academia 5 nov. 2015.
https://www.academia.edu/17812039/
2015
García Landa, José Angel. "Solar."
Vanity Fea 14 agosto 2011.
http://vanityfea.blogspot.com/2011/08/solar.html
2011
_____."Globalización y sostenibilidad." Vanity Fea 26 oct. 2011.
http://vanityfea.blogspot.com/2011/10/globalizacion-y-sostenibilidad.html
2011
_____. "La complejidad sale cara." Vanity
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http://vanityfea.blogspot.com/2011/09/la-complejidad-sale-cara.html
2011
Hubbert, Marion King. "Exponential Growth as a Transient Phenomenon in
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Kellman, Steven G. The
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Spencer, Herbert. First Principles.
6ª ed. (The Thinker's Library). Londres: Watts, 1937.
Spier, Fred. Big History and the
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_____. El lugar del hombre en el
cosmos: La Gran Historia y el futuro de la humanidad. Trad.
Tomás Fernández Aúz y Beatriz Eguibar. (Libros de Historia). Barcelona:
Crítica, 2011.
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