Goldsmith darwinista


José Angel García Landa
Universidad de Zaragoza, 2022



Oliver Goldsmith era un tanto dado (y no es en eso excepcional) a crear, en sus ficciones y poemas,  proyecciones autobiográficas, variaciones imaginativas de su propia vida, reflexiones sobre su propia personalidad. Así sucede con los versos sobre el muchacho con el rostro marcado de viruelas en el poema "The Deserted Village", un inocente que se tiene por uno más y al que el tiempo irá haciendo más consciente de algunas limitaciones personales. En diversas ocasiones reflexiona Goldsmith en sus obras sobre la benevolencia, el altruismo, y su problemática. Goldsmith atribuía muchos de sus problemas financieros, en su propia vida, a su altruismo, aunque otros los han atribuido también a su falta de previsión, a su gusto por el lujo inútil, y a su adicción al juego. Sea como sea, con frecuencia infundió el autor parte de su propio carácter a diversos personajes improvidentes y benevolentes, quizás a modo de autoanálisis o de autoadmonición.

Sucede esto en su novela The Vicar of Wakefield (1766) y también en un drama escrito un tanto a rebufo del éxito de esa obra, The Good-Natured Man (1768). Un personaje contradictoria o ambiguamente benevolente y altruista es el "Hombre de Negro" de sus Cartas Chinas (ver mi ensayo sobre "El Hombre de Negro"). También es el caso del protagonista del relato que aquí examinaremos, conocido a veces como "Asem, the Man-Hater", un relato al estilo "oriental" de Las Mil y una Noches. El protagonista Asem, un altruista contraproducente, es no sólo una admonición moral para el lector, sino también una reflexión sobre el altruismo más profunda de lo que podría parecer. Propondremos, de hecho, que la reflexión de Goldsmith sobre el altruismo y el interés propio tiene cierta relevancia para el pensamiento ecológico y sociobiológico, y que anticipa algunos aspectos de las teorías de Charles Darwin sobre los ecosistemas y la selección natural.

Si muchas veces no se cae en la cuenta de que Darwin es un gran pensador ecologista, menos todavía se tiene en cuenta que las reflexiones de Darwin sobre estas cuestiones, y en concreto sobre los resultados evolutivos de la voluntad de supervivencia y de la lucha por la vida, se encuentran enraizados en el pensamiento ilustrado del siglo XVIII. Sí se ha señalado con frecuencia que las teorías biológicas de Darwin cristalizaron con su lectura de Malthus y de Adam Smith, y que tanto los conceptos de superpoblación y escasez de recursos usados por el primero, como la selección natural efectuada por la "mano invisible" del mercado, en el caso del segundo, son cruciales ingredientes formadores del darwinismo.

Pero la historia va más allá, y querríamos apuntar la relevancia a tal efecto del pensamiento de Bernard Mandeville en su Fábula de las abejas. Mandeville proponía su propia versión de la "mano invisible" al observar con cierto sarcasmo cómo la búsqueda del propio beneficio daba lugar también a efectos no calculados, efectos económicos a la larga beneficiosos para el ecosistema social por así llamarlo. Se trataría de una selección natural (es decir, no intencional ni calculada ni calculable) de las dinámicas económicas deseables para la prosperidad y buen orden de una sociedad, habida cuenta del elemento de base del que hay que partir, la búsqueda del propio interés.

Y, posiblemente, también sea relevante para una genealogía conceptual de la selección natural (tanto de los ecosistemas naturales como del orden social) esta obra de Oliver Goldsmith, "Asem," que está muy a tono a su vez con Bernard Mandeville en su defensa de la libre competencia, del mercado, y en su ambiguo enraizamiento de la moralidad humana, y de la sociabilidad humana, en impulsos y dinámicas sociales básicamente egoístas y competitivos, en el motor del interés propio.

El relato de Goldsmith se recogió en sus Essays, y puede leerse por ejemplo en The Life of Oliver Goldsmith with Selections from His Writings (Nueva York: Harper, 1840).

Señalaremos algunos de los elementos pre-darwinianos que tiene el relato. Estos elementos están en una tradición dieciochesca, como no podría ser menos, y se podrían relacionar en su línea de pensamiento con las teorías de la economía política desarrolladas por Adam Smith, y con la tesis de éste sobre los beneficios económicos de la libre competencia generalizada.

Hemos apuntado que Charles Darwin también se inspiró tanto en el Ensayo sobre el Principio de la Población de Malthus como en la "mano invisible" de Adam Smith (The Wealth of Nations) para formular su teoría de la Selección Natural. En la teodicea de Darwin (ver mi artículo "Grandiosa secuencia de acontecimientos"), la muerte, la extinción y la lucha por la vida son necesarias para el proceso evolutivo, y para que surjan formas complejas. De manera paralela, Goldsmith dedica su cuento sobre un misántropo idealista, Asem, a desautorizar la tesis de que el mal y el bien se puedan separar o desentrelazar. El misántropo Asem, desengañado de los hombres tras escarmentar en su experimento de generosidad y benevolencia generalizda, querría un mundo perfecto, pero cuando el Genio se lo hace visitar, ve que no es ni siquiera un mundo humano, ése en el que no hay ni competencia, ni vicio... ni virtud, pues la virtud necesita del vicio para surgir y contrastarse. Donde no hay competencia, ni emulación, ni interés por lo propio ni por lo ajeno, no hay ni siquiera humanidad propiamente dicha, y Asem no reconoce cultura, sociedad, comportamientos o actitudes humanas en el supuesto paraíso benevolente, buenista y primitivista que había deseado, y que le había sido concedido por el Genio.

Así que Asem vuelve de su retiro en las montañas otra vez a la civilización, y se dedica al comercio, no a la caridad como hacía antes de su ruina y exilio. Ahora hace como los demás: busca su beneficio personal. Y prospera, y hace prosperar a la sociedad con él. Del interés propio del comercio (una lucha por la vida) surgen beneficios para la sociedad: private vices, public benefits, nos diría Mandeville. Surgen la cultura y la prosperidad, y la humanidad se diferencia de las sociedades animales (y las domina y explota) precisamente en competencia con ellas, y buscando su propio beneficio, no adoptando la postura benevolente y buenista de Asem hacia las otras criaturas y otros seres humanos. Es ésta una defensa muy dieciochesca de la vida en sociedad y del progreso, y del capitalismo liberal—nada sentimental-prerromántica. Un arranque proto-victoriano, tuvo ese día Goldsmith.

Bien, pues todo esto que podría parecer bastante darwiniano, así a modo de aire de familia, todavía se queda chiquito si comparamos un texto de Goldsmith y otro de Darwin sobre la lucha por la vida y sus beneficios ecológicos. En el primer texto, el genio explica a Asem cómo un equilibrio y tensión entre depredadores y presas es mejor desde el punto de vista "vital" que un ecosistema plácido y con menos competencia. Da lugar a formas de vida más ricas y variadas:

"Here," cried Asem, " I perceive animals of prey,
and others that seem only designed for their sub-
sistence; it is the very same in the world over our
heads. But, had I been permitted to instruct our
Prophet, I would have removed this defect, and
formed no voracious or destructive animals, which
only prey on the other parts of the creation."
    " Your tenderness for inferior animals is, I find, re-
markable," said the genius, smiling. "But, with re-
gard to meaner creatures, this world exactly resem-
bles the other; and, indeed, for obvious reasons: for
the earth can support a more considerable number
of animals by their thus becoming food for each
other, than if they had lived entirely on her vegeta-
ble productions. So that animals of different na-
tures, thus formed, instead of lessening their multi-
tude, subsist in the greatest number possible. But
let us hasten on to the inhabited country before us,
and see what that offers for instruction."
                (de The Life of Oliver Goldmith, with Selections from His Writings)
.

Compárese con las ideas del Origen de las Especies, en especial con la imagen darwiniana del proceso de la vida como un "entangled bank" en el que la variedad y perfección de especies se debe a su coexistencia compleja, en la que subyace una competición a muerte, una lucha incesante por la vida y por la reproducción ventajosa. Así termina Darwin su libro:

It is interesting to contemplate an entangled bank, clothed with many plants of many kinds, with birds singing on the bushes, with various insects flitting about, and with worms crawling through the damp earth, and to reflect that these elaborately constructed forms, so different from each other, and dependent on each other in so complex a manner, have all been produced by laws acting around us. These laws, taken in the largest sense, being Growth with Reproduction; inheritance which is almost implied by reproduction; Variability from the indirect and direct action of the external conditions of life, and from use and disuse; a Ratio of Increase so high as to lead to a Struggle for Life, and as a consequence to Natural Selection, entailing Divergence of Character and the Extinction of less-improved forms. Thus, from the war of nature, from famine and death, the most exalted object which we are capable of conceiving, namely, the production of the higher animals, directly follows. There is grandeur in this view of life, with its several powers, having been originally breathed into a few forms or into one; and that, whilst this planet has gone cycling on according to the fixed law of gravity, from so simple a beginning endless forms most beautiful and most wonderful have been, and are being, evolved. (On the Origin of Species, 1859, conclusión)

En varios otros puntos de su libro, Darwin enfatiza esta observación: que una misma superficie de terreno es capaz de sostener mayor volumen de vida si se mantienen en ella diversas especies en interacción que si es una sola especie vegetal la que se siembra allí. Y de ahí llega por pasos a su teoría de que es de la lucha a vida o muerte, en el fondo, de donde salen en última instancia todas las bondades y virtudes y excelencias que apreciamos en nuestro mundo humano.

La doctrina darwiniana debe enraizarse, parece claro, en las teorías dieciochescas sobre la naturaleza plena que subyacen también a las reflexiones economicistas de Adam Smith o Malthus—reflexiones que a su vez influirían directamente en Darwin. La noción de la naturaleza plena es un lugar común de las teodiceas naturalistas en el siglo XVIII; aparece también en las Characteristicks de Shaftesbury, o en el Essay on Man de Pope. Y también Goldsmith se alimenta de la tradición de la Naturaleza Plena—que a su vez puede relacionarse con otra noción protoevolucionista, la Gran Cadena del Ser, una scala naturae que asegura que el Universo se vea poblado por seres de diferentes capacidades que hacen rendir al máximo las potencialidades del Creador.

Un razonamiento extremadamente protoevolucionista en esta línea puede encontrarse en el ensayo de Addison "Sobre la Escala del Ser" (en el Spectator 519, de 1712), y remitimos para un comentario del mismo a nuestro ensayo "Addison on Aliens." A. O. Lovejoy comenta ambas nociones, la Naturaleza Plena y la Gran Cadena del Ser, así como su parentesco mutuo, en su libro The Great Chain of Being. El ecologismo darwiniano que se vislumbra en la citada noción de "the entangled bank" en El Origen de las Especies debe mucho a estas reflexiones de una tradición naturalista más antigua, que aprecian el complejo entrelazamiento de lo simple y lo complejo en una "Cadena del Ser" que llena el conjunto del universo con una diversidad de seres, una escala natural en la que los más simples sirven de entorno y de alimento a los más complejos.

Goldsmith era un naturalista divulgador, autor no sólo de poemas, comedias o relatos, sino también de una History of the Earth and Animated Nature (en 8 volúmenes, 1774) y de un Survey of Experimental Philosophy, Considered in its Present State of Improvement. Conocía seguramente la mencionada obra de Addison, así como la de su predecesor Fontenelle, y la de otros naturalistas ingleses y franceses del XVIII. Sus propias cualidades de polígrafo y divulgador le permitieron también relacionar con estas observaciones sobre el mundo natural las reflexiones de los historiadores y de los economistas sobre el desarrollo de las sociedades humanas. Su relato sobre el doblemente desengañado Asem no se inspira por tanto únicamente en la tradición de las fantasías orientales. Hemos señalado que Charles Darwin tampoco inventó todo el darwinismo él solo—descansaba sobre hombros si no siempre de gigantes, sí en todo caso sobre los hombros de su recio abuelo Erasmus—otro Darwin evolucionista. Y bien pudo Charles Darwin reposar también sobre los hombros de un señor bajito y regordete, feúcho y hoy algo despreciado como escritorzuelo démodé, Oliver Goldsmith—que cuando escribió "Asem" tuvo un día victoriano, pero también tuvo un día darwiniano y genial.




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Referencias


Addison, Joseph. Spectator 519 (25 Oct. 1712) [On the Scale of Being]. En The Norton Anthology of English Literature. 7ª ed. Ed. M. H. Abrams, Stephen Greenblatt, et al. Nueva York: Norton, 1999. 1.2502-5.

Darwin, Charles. "Chapter 14 – Recapitulation and Conclusion." En Darwin, The Origin of Species. 1859. En red en Literature.org.
    https://www.literature.org/authors/darwin-charles/the-origin-of-species/chapter-14.html
    2022

García Landa, José Angel. "Grandiosa secuencia de acontecimientos (Darwin sobre la evolución humana)." Ibercampus (Vanity Fea) 28 abril 2009.
    http://www.ibercampus.es/articulos.asp?idarticulo=14452
2013
_____. "Darwinian Goldsmith." En "Llevo un día darwiniano." Vanity Fea 30 abril 2009. (Versión preliminar de este artículo).
    http://vanityfea.blogspot.com/2009/04/llevo-un-dia-darwiniano.html
    2009
_____. "Addison on Aliens: On the Origins of the Evolutionary Epic." ResearchGate 23 marzo 2016.
    https://www.researchgate.net/publication/299385986
    2016
_____. "El Hombre de Negro."  Vanity Fea 25 abril 2021.
    https://vanityfea.blogspot.com/2021/04/el-hombre-de-negro.html
    2021

Goldsmith, Oliver. "Asem the Man-Hater." En The Life of Oliver Goldsmith, with Selections from His Writings. Nueva York: Harper, 1840.
http://www.archive.org/stream/lifeofolivergold02irvi/lifeofolivergold02irvi_djvu.txt
    2009

Lovejoy, A. O. The Great Chain of Being: A Study of the History of an Idea. Cambridge (MA): Harvard UP, 1936. 1964. 2001. En red en Dspace.
    http://libarch.nmu.org.ua/bitstream/handle/GenofondUA/24685/da21a657702b32cb3b956423de30e0ad.pdf
    2020
_____. La gran cadena del ser. Barcelona: Icaria, 1983.

Malthus, T. R. Ensayo sobre el principio de la población. Madrid: Akal, 1990.

Mandeville, Bernard. The Fable of the Bees or Private Vices, Publick Benefits. 1708, 1714. Comentario de F. B. Kaye. Oxford: Clarendon Press, 1924. Reimp. Indianapolis: Liberty Fund, 1988. En red en The Library of Liberty.
    http://oll.libertyfund.org/titles/mandeville-the-fable-of-the-bees-or-private-vices-publick-benefits-2-vols
    2016

Pope, Alexander. Essay on Man. Ed. Henry Morley. En red en Project Gutenberg.
    https://www.gutenberg.org/files/2428/2428-h/2428-h.htm
    2020

Shaftesbury (Anthony Ashley Cooper, tercer conde de Shaftesbury). Characteristics of Men, Manners, Opinions, Times, etc. Ed. John M. Robertson. Gloucester (MA): Peter Smith, 1963.

Smith, Adam. An Inquiry into the Nature and Causes of the Wealth of Nations. Ed. R. H. Campbell and A. S. Skinner, con W. B. Todd. (The Glasgow Edition of the Works and Correspondence of Adam Smith, II). Oxford: Clarendon Press, 1976.

Darwinian logic... and history

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