Edward Bond
LA
PASIÓN
Nota
del traductor:
La Pasión (Passion) es una
obra del dramaturgo británico Edward Bond, estrenada al aire libre por
el Royal Court Theatre, como parte del CND Festival of Life, el 11 de
abril de 1971, domingo de Resurrección, con dirección de Bill Bryden.
La traducción que sigue la realicé hacia el año 1983 o 1984, para un
grupo de teatro que se empezó a organizar por entonces en la Facultad
de Filosofía y Letras de Zaragoza y que acabó en nada; y la hice en
colaboración, según me parece recordar, con unos compañeros de clase de
Filología Inglesa: Ernesto, Pili... igual ya ni se acuerdan, supongo.
Zaragoza,
2010, 2020
(Personajes:
Narrador, Vieja, Soldado muerto, Reina, Primer Ministro, Mago,
Cristo, Buda)
—oOo—
Estas escenas pueden representarse en
interiores o en exteriores. Pueden usarse micrófonos. El narrador puede
no aparecer en escena. Los
personajes deberían caracterizarse como tipos o incluso arquetipos, no
individuos. Deberían exagerarse las ropas y el maquillaje. El narrador
debería decir el título de cada sección (o bien mostrarlo con un
cartel) antes de que ésta sea representada.
EL
JARDÍN
NARRADOR. Había una vez una vieja. A su único hijo lo hicieron
soldado y lo mandaron a la guerra. Cuando lo mataron, le enviaron el
cuerpo a su madre. Estaba sentada en el jardín cuando lo entraron en
una camilla.
La
VIEJA está sentada en un taburete soñando despierta. Entran en una
camilla al SOLDADO MUERTO; está cubierto con una manta. La VIEJA se
levanta y va hacia la camilla. Hace los gestos y movimientos propios
del duelo mientras la voz del SOLDADO MUERTO habla por ella.
SOLDADO MUERTO. Han matado a mi hijo. Se llevaron a mi único hijo y lo
vistieron de fiesta. Le pusieron dinero en el bolsillo y se emborrachó.
Se fue en un barco a ver mundo. Le decían que la gente le daría la
bienvenida y lo llamaría amigo suyo. Le decían que destruiría a los
enemigos de la gente y castigaría a los malvados. Entonces tuvieron una
batalla y los dos ejércitos se destruyeron uno a otro. Después, el
soldado se perdió. Vagó días enteros en un desierto frío y vacío. Tenía
miedo de dormirse porque había bandidos que les cortaban el cuello a
los heridos para robarles. En una semana sólo comió las galletas y
migas de pan que encontraba en los bolsillos de los soldados muertos.
Una mañana estaba echado en una zanja medio enloquecido. Oía el viento
y pensó que decía su nombre. Levantó la cabeza y le pegaron un tiro en
la cara. Era un soldado joven, sano y fuerte y le costó mucho morir. Al
oscurecer, los cuervos lo encontraron y sintió sus garras en su cara y
los oía granznar. Luego sintió que le arrancaban tiras de carne como si
sacaran lombrices del suelo, y poco después murió.
NARRADOR. La vieja paró de llorar.
VIEJA. Bueno, a ver si dejo de llorar y miro por el dinero. Después de
todo, tengo que vivir. Es muy difícil para una vieja sola. Está claro
que no me las puedo arreglar; necesito que mi hijo me mantenga. Iré a
la reina y le pediré que me lo devuelva. Es muy lista y tiene un montón
de hombres muy listos que le ayudan. Le puede devolver la vida a mi
hijo. Es un poco atrevido robarle su tiempo; mis preocupaciones le
parecerán muy triviales comparadas con las cosas tan importantes que
tendrá que hacer. Pero no se negará con una vieja. Sólo le supone unos
minutos, espero. Después de todo, le di mi hijo cuando lo necesitaba,
así que ella puede devolvérmelo ahora que yo lo necesito.
NARRADOR. Así que la vieja dejó el gato con los vecinos y se dirigió a
palacio.
(La VIEJA sale, y al SOLDADO MUERTO
de la camilla lo dejan en la retroescena)
LA
CORTE
NARRADOR. La reina estaba ocupada en el palacio pensando grandes cosas
en bien de su pueblo.
(La reina entra cantando "The
Camptown Races" y jugando con un yo-yo)
El primer ministro obtuvo una audiencia ya que ansiaba comparar
sus grandes pensamientos con los de la reina.
(El PRIMER MINISTRO entra cantando "A
Life on the Ocean Waves" y jugando con un yo-yo)
REINA. ¡Buen día!
PRIMER MINISTRO. Buen día, señora.
REINA. Un tiempo ideal para los bolos / nadar / correr /
saltar / dar fiestas en el jardín / ser coronada / casarse / hacer
testamento / tomar inquilinos / elevar los espíritus hacia Dios /
contar las propias bendiciones / o abandonar esta vida. Seleccione la
palabra o frase que prefiera y elimine las otras como corresponde.
P. MINISTRO. Sí, señora.
REINA. ¿Y cómo está su esposa / amante / madre / novio / perro / tía /
hijo / cocodrilo / dama / gigolo / ligue veraniego / el lechero / el
polvete del sabadete? Proceda como ya se ha indicado anteriormente.
P. MINISTRO. Guau-guau está bien, señora.
REINA. ¿Le apetece un trago / té / café / infusión / cacao / cigarrillo
/ puro / pipa / canuto / pico / esnifado?
P. MINISTRO. Tomaré lo que tome su majestad, señora.
REINA. Sí. (Pausa). Ya veo. (Pausa).
Bueno, entonces tomaré algo / nada / un poco / mucho / sólo una gota /
esta semana ayuno / sírvase / no tengo el vicio / usted primero.
P. MINISTRO. Es justo lo que me apetecía.
REINA. Bueno, estoy encantada / destrozada / alicaída / angustiada /
entusiasmadda / llena de premoniciones / desconcertada / seriamente
perturbada / histérica / y totalmente indiferente a lo que usted diga.
NARRADOR. La conversación discurrió en este tono agradable y educado
durante tres días y entonces el primer ministro mencionó por qué había
venido.
P. MINISTRO. Tengo un problema.
REINA. Cielos / Tut-tut / santo Dios / como siempre / qué porquería,
Dios / siempre estará seguro en sus manos / gracias a Dios tengo cuenta
en Suiza / servir es mi deber / ni un destello alteró su marmórea
frente.
P. MINISTRO. No, señora, su majestad no me entiende.
REINA. ¡Tonterías! Yo entiendo todo menos los chistes verdes.
P. MINISTRO. Quería decir que no me había explicado bien, señora.
REINA. Eso sería obviamente una inmensa tarea.
P. MINISTRO. Ha venido una vieja a palacio. Su hijo era soldado...
REINA. ¡Un, dos! / saluden / la sal de la tierra / el último
bastión / mente noble en noble cuerpo / disparen a la voz de Ya.
P. MINISTRO. ... a quien mataron ...
REINA. Mi queridísimo hijo / medio minuto de silencio / gloriosas
cenizas / lo entregó todo / acudió a la llamada / la historia se
escribe con sangre.
P. MINISTRO. Y ahora quiere que se lo devuelvan.
REINA. Ya veo. Su fe en la monarquía es realmente conmovedora. Pero
resulta que ya he hecho todas las resurrecciones previstas para esta
semana, así que mejor la invitaré a tomar algo. ¿Le apetecería un trago
/ té / café / infusión / cacao / cigarrillo...
P. MINISTRO. Creo que conozco a alguien que nos podrá ayudar. Es
un hombre muy listo. Lo sabe todo. Viene de Oxford, o Cambridge, o
Sussex, o de no sé dónde. De todas formas, ¡sabe jugar con dos yo-yós!
REINA. ¡Dos! ¡Que entre!
P. MINISTRO. Le pondré una prueba para que vea su majestad. He escrito
nuestro problema en esta tarjeta.
(El PRIMER MINISTRO saca una tarjeta,
hace una señal hacia los bastidores, el MAGO entra corriendo y el
PRIMER MINISTRO le entrega la tarjeta).
P. MINISTRO. Lea esto
y dé una respuesta en sesenta segundos.
MAGO. (Mira la tarjeta.
Inmediatamente).
¡Eureka! No le pueden devolver el hijo a la vieja porque todavía lo
necesitan. Lo están convirtiendo en bronce y lo erigirán en la plaza
mayor para recordarnos a todos los jóvenes que ha matado el enemigo.
¿Querría su majestad descubrirlo?
REINA. Qué idea tan inteligente / maravillosa / estúpida / aburrida /
deslumbrante / chorrona / feliz / desafortunada / infantil /
sublime.
P. MINISTRO. Gracias, señora.
REINA. ¿Tiene usted alguna idea más? ¿No sabrá por casualidad cuál va a
ganar la de las cuatro?
MAGO. No. Pero he inventado una bomba que hace el doble de ruido que
las demás. Propongo que se la tiremos al enemigo.
REINA. Qué amable / encantador / divertido / crudo / fascinante / tonto
/ vulgar / miope / mezquino / aburrido. Bueno, lo de las cuatro es una
pena pero veo que es usted aun así una gran baza para cualquier
gobierno. ¡Y no voy a gastar más palabras en ello! Hábleme de usted.
¿Tiene familia?
MAGO. La tenía, pero me abandonaron. No sé por qué. Todos menos mi
hijo, que tenía un año y medio y aún no sabía andar. Pero ahora se ha
ido también. Un día tuve que salir a dar una charla a mis estudiantes;
le dejé jugando tan contento en la alfombra delante del fuego y le dí
una caja de cerillas, una ametralladora cargada, varias bolsas de
plástico grandes y una navaja abierta para que se divirtiese. Cuando
volví de la charla—que era sobre "la ciencia y el ciudadano
responsable" y que, he de decir, fue un gran éxito—, encontré que el
pequeñajo había tenido un accidente. Pepito o Guillermo o Carlos o como
le pusieran, estaba muerto. Pero podemos pensar que siendo tan torpe
nunca hubiese llegado a ser un científico...
REINA. Cielos / tut-tut / Dios mío / aciago día.
MAGO. ...así que me he resignado a la pérdida.
REINA. Qué noble sentimiento. La nobleza de espíritu siempre me deja
tan complacida / conmovida / emocionada / frígida / relajada...
P. MINISTRO. (Interrumpiendo). ¿Descubrimos
el monumento y tiramos la bomba ahora?
REINA. ...elevada / aburrida / abocada al llanto / bostezos / gritos /
desbordamientos / desmayos / depresiones / neuras / a perderme en
arreglos florales...
(Todos salen, la REINA sigue hablando
mientras tanto)
EL
MONUMENTO EN UNA PLATAFORMA DE LANZAMIENTO
(El monumento está detrás de los
actores a lo largo de toda la obra. Hata que se descubre en esta escena
está cubierto con una gran sábana blanca. La VIEJA entra y mira el
monumento. Hay también un puesto con dos botones.
VIEJA. ¡Qué gran día en nuestras vidas! ¿Quién habría pensado
que a mi hijo, nacido en un hogar tan humilde, lo honrarían de esta
manera un día!
(La REINA, el PRIMER MINISTRO y el MAGO entran por el lugar contrario
al que se fueron. La REINA lleva un sombrero grande y un bolso grande.
Todavía sigue hablando).
REINA. ... gritar aleluya / retirarme a Elba / volverme
abstemia / aprender ganchillo / o emigrar a Australia.
(Una NIÑA PEQUEÑA [o una MAESTRA FLACA Y HUESUDA] se adelanta con un
ramo de flores. Duda, confundida, y se decide: va al PRIMER MINISTRO,
hace una pequeña reverencia y le entrega las flores. Él le pega una o
dos veces con las flores, se las mete en la mano y la empuja hacia la
REINA. La NIÑITA hace otra reverencia y presenta las flores. La REINA
sonríe y las coge).
REINA. ¡Qué adorables capullos! Verdad que son preciosos / vivos
/ multicolores / exóticos / rojos / azules / mis favoritos / bonitos /
feos / malos para la fiebre del heno / buenos para el asma / alegres.
(Mientras la REINA habla, la
NIÑA hace gestos de una timidez grotesca. Ahora se pone de pie sobre
una pierna, hace una reverencia, casi se cae, empieza a llorar y se
escapa corriendo. El PRIMER
MINISTRO conduce a la REINA al puestecito).
P. MINISTRO. Aquí está
el monumento, señora, y aquí tenemos dos botones. Ese suelta la bomba y
ese otro descubre el monumento. Sugiero que soltemos la bomba primero y
ya tenderemos algo hecho.
REINA. Ya veo. Pero ¿cuál es cuál? No me vaya a equivocar.
P. MINISTRO. (Señala). Ése es
para la bomba.
REINA. Sí, pero es que hay dos y es un lío. Bueno, me esforzaré y haré
lo que pueda. Ahra diré unas breves palabras. (Da las flores al PRIMER MINISTRO, saca una hoja de papel de su bolso y
la lee al pie de la letra). Cococó-cococó, jojojó.
P. MINISTRO. Escuchen, escuchen.
REINA. Aún diré más. Bla bla bla, ortachíviri, ortanchíviri, la jauja
de la masquisqui ortanchíviri manú.
P. MINISTRO. Amén.
REINA. Gracias. No sólo eso, sino también bla bla bla, un pequeño paso
para la Humanidad, sabadabadá, ¿qué hay para cenar? Bee-bee, mu-mu,
pío-pío y cua-cua.
P. MINISTRO. Bien dicho.
REINA. Ahora me produce un gran placer apretar este botón, y que Dios
bendiga a todos sus tripulantes. (Pausa
corta). Primer Ministro, ¿cuál me dijo que era el botón? No
quiero apretar el que no es.
P. MINISTRO. Apriete ése, señora.
REINA. Ése. Desde luego que es un lío, pero creo que me podré acordar
de eso cinco segundos si me concentro y paro de pensar cuál ganó la de
las cinco treinta. Intentémoslo otra vez. Y Dios bendiga a todos sus
tripulantes. (Aprieta el botón.
Pausa. Mira alrededor). ¿No
tendría que haber pasado algo? ¡Oh! Ya veo qué es: me he olvidado de
levantar el dedo del botón. Primer Ministro, ¿por qué no me
recordó que era necesario hacerlo? ¡Cielos! Ahora se ha atascado. (Se dirige al público gritando).estira de
su dedo) ... pero no pasa nada. (Al PRIMER MINISTRO:) El
agujero es una miaja pequeño para mí... (Gritando al público) ... conserven
la calma, todo está bajo control. Se me ha atascado el dedo. En el
agujero. Sólo será un momento. (Intenta
todavía sacar el dedo). Conversen entre ustedes o tarareen una
cancioncita. (Al PRIMER MINISTRO con
furia:) ¡Haga algo! ¡No se quede ahí haciendo el mico! Cambiaré
el gobierno. (Gritando al público). ¿Se
divierten? Pronto estaré con ustedes. Es mi dedo. Oprimí el botón y al
quedarse atascado mi dedo, el botón está ahora incapacitado para volver
a su posicón correcta, y consiguientemente... (Al primer ministro) ¡Haga algo!
¡Se me está durmiendo el brazo! (Gritando
al público). ¿No querría alguien contarnos un chiste?
P. MINISTRO. (Pegándole al mago con
las flores) ¡Haga algo! ¡Haga algo! ¡Sé quién le ha metido en
esto! ¡El muy patán! ¡Es un complot socialistoso!
REINA. Me voy a desmayar.
MAGO. (Estirándole del brazo)
¡Al agujero no le pasa nada! Aprieta usted demasiado fuerte.
REINA. (Pegándole con el bolso)
¡Me paso la vida apretando botones! ¡Ya sé cuándo un botón está
apretado y cuándo no! (Chilla).
¡Ay! Me está arrancando el brazo!
P. MINISTRO. (Grita y le pega al
mago con las flores) ¡Va a hacer usted que me despidan! ¡Perderé
mi precioso trabajo!
MAGO. (Sigue estirando) ¡Tiene
el dedo demasiado grande!
REINA. No pasa nada con mi dedo; ¡es su agujero!
(El dedo se suelta de repente. Suena
una gran ventolera al lanzarse la bomba. Los tres le dicen adiós con la
mano)
MAGO. ¡Funciona! ¡Mi bomba funciona!
P. MINISTRO. ¡Hip hip hurra! ¡Hip hip hurra! ¡Hip hip hurra!
REINA. Bon voyage / mándanos una postal / no bebas agua del grifo / sé
amable con los gabachos, recuerda que no han tenido las mismas
facilidades que nosotros. (Suspira) Bueno,
ya está. (El primer ministro y el
mago se dan la mano y ríen) Ahora a ver si despachamos el otro
asuntillo. Espero que a este botón no le pase nada...
MAGO. Al otro no le pasaba nada...
(La reina le pega con el bolso y el
primer ministro con las flores)
REINA. ¡Cállese! Porque si pasa algo le retiraré la subvención y se
pasará el resto de su vida académica buscando una cura para el catarro
común. Bueno, ya está avisado. Y ahora, ¿dónde está mi discurso? (Busca en su bolso, saca una hoja de papel
y lee) Querida
Botitas: Estaba de guardia la noche pasada y mira qué mala suerte, mi
caseta estaba debajo de tu ventana, así que en que encendistes la luz
ví... No, esto es de un amigo mío, un muchacho peculiar, gracioso y
agradable, aunque nunca puedo conseguir que se limpie los pies antes de
entrar cuando viene. (Saca otro
papel del bolso) Pan de molde, un bote de Fruco... No. (Saca otro papel del bolso) Listas
de sospechosos a los que tiene que seguir mi querido marido vestido de
paisano. No. Lo tengo por algún sitio. (Buscando en el bolso). Puntos
Gallina Blanca. No. Mis listas negras. No. ¡Aquí está! (Saca un papel y lee). El
Monumento, un poema de nuestro poeta oficial.
Rogamos disculpen esta... (
Este monumento bello
aguanta firme el viento y el hielo.
No le gusta gruñir ni llorar,
Sólo quiere al cielo mirar.
La gente debería ser así
y por eso me gusta mucho a mí.
Bueno, pues no sé si valía la pena buscar tanto esto, aunque el
sentimiento, claro, es admirable. Sin embargo tendré que hablar muy
seriamente con él. Ahora, me complace mucho inaugurar este monumento.
(El viento se ha ido transformando en
un aullido grave y siniestro. La REINA aprieta el botón y cae la sábana
blanca. Hay una cruz de tamaño natural en la que está crucificado y
atado un cerdo; tiene un casco militar clavado en la cruz, sobre la
cabeza. [El cerdo ha de obtenerse en un matadero y no matarse para la
representación. Puede parecer innecesario decir essto porque es difícil
imaginarse a los actores abandonando el ensayo para matar un cerdo.
Pero con los directores es distinto: la experiencia muestra que es un
error fiarse de ellos]. La REINA, el PRIMER MINISTRO y el MAGO saludan,
suena el himno nacional en la versión de Elgar)
VIEJA. Ese no se parece mucho a mi hijo. Verdad es que no lo he
visto desnudo desde que era niño. No reconozco sus manos, pero claro,
lo han hecho soldado y le han enseñado a tener un rifle, así que sus
manos bien tienen que haber cambiado. Y ahora que me fijo, sí que veo
la cara de mi hijo, y su boca, y sus ojos. Era un chico callado,
amable, retraído, parecía que sufría tanto y nunca podía ayudarle de
verdad. Sí, ahora lo reconozco. Es él. Veo en su cara el sufrimiento de
siempre. ¡Pobre hijo mío! Menos mal que vivo en el campo y no en esta
ciudad. No podría mirarl a la cara al pasar por delante de él todos los
días. Me ha destrozado el corazón y se me han llegado los ojos de
lágrimas. Dios mío. Dios mío. Tengo que irme, tengo que irme.
(El viento ha ido disminuyendo hasta
desaparecer)
NARRADOR. Desgraciadamente el rey enemigo tenía un mago aún más
listo que el de la reina y que sabía jugar con tres yo-yós. Cuando el
enemigo vio la bomba de la reina que iba hacia ellos, dispararon su
propia bomba que era aún más gorda.
(Explosión. Luz. Ruido. Humo.
Movimiento. Los actores corren, dando vueltas, asustados)
P. MINISTRO. ¡Socorro!
REINA. ¡Estoy perdida! ¡Dónde está mi palacio? ¿Dónde está mi manto?
¡He perdido mi corona! ¿Ha visto alguien mi corona? ¿Quién se ha
llevado mi trono? ¡Todo se ha perdido!
P. MINISTRO. ¡Estoy perdido! ¿Dónde están mis archivos? ¿Mis informes?
¡No encuentro ningún documento! ¿Qué es lo que arde?¿ ¿Se queman mis
decretos? ¡Estoy perdido!
MAGO. ¡Mamma mia! ¡Qué bomba! ¿Cómo habrá hecho eso? ¡Lo tengo que
averiguar! ¿Dónde están mis libros? ¿Mi microscopio? ¿Mi electroscopio?
¿Me telescopio? ¿Dónde está mi laboratorio? ¿Ve alguien mis tubos de
ensayo? ¡No piséis mis tubos de ensayo! ¿Dónde están mis animales?
¿Dónde están mis jaulas?
VIEJA. ¡Cielo santo! ¿Dónde está la ciudad? ¿Dónde ha ido a parar?
¡Estaba aquí y ha desaparecido! ¡Así de fácil! ¿Dónde está la gente?
¡Han desparecido! ¡Estoy perdida!
NARRADOR. No quedaba nada. Todo estaba roto o quemado y se lo había
llevado el viento. Sólo había una tormenta de polvo y un viento
ululante. Oían perros aullando entre las ruinas pero no lograron coger
ninguno para comérselo. Vagaron durante días. Dieron vueltas y más
vueltas. Cada vez más hambrientos, cansados, desconsolados. Estaban
perdidos.
EL
PÁRAMO
(Mientras el narrador hablaba, la
REINA, la VIEJA, el PRIMER MINISTRO y el MAGO han ido dando vueltas por
el escenario. Ahora la REINA se sienta).
REINA. Ha llegado el final.
Primer Ministro, esto es una crisis. Haga algo.
PRIMER MINISTRO. El asunto está recibiendo mi atención urgente / es
completamente ignorado / está sometido a examen / se nos ha ido de las
manos / ha sido pospuesto / seguimos su evolución / excede totalmente
mis muy limitadas capacidades.
REINA. Qué manera más ridícula de hablar. Se ha vuelto loco. (Al MAGO) ¡Usted, haga algo!
MAGO. Estoy examinando las cenizas. Tomo muestras de ceniza de todo.
Tengo ceniza de árboles. Esto es ceniza de piedras. Ceniza de tierra.
Esto debe ser cenizade ropas. Ceniza de hombres. Ceniza de pájaros.
Hasta tengo ceniza de arena. Creo que estoy sobre algo. La respuesta
está en la ceniza. La ceniza nos salvará. Estoy luchando con ella y
pronto revelará sus secretos a mi infatigable mente investigadora.
NARRADOR. Justo entonces comenzó a cantar alegremente un pájaro. Era la
primera música que oían desde que les cayó la bomba encima. Miraron y
vieron a Cristo y a Buda acercándoseles por los campos abrasados.
(Cristo entra apoyándose en BUDA.
CRISTO lleva un manto y BUDA un taparrabos).
REINA. ¿No nos hemos visto antes? No conozco a este tipo moreno
tan raro, aunque bien he podido toparme con él en mis correrías por las
colonias; sólo que son todos iguales... Pero a usted sí que lo
conozco... ¡Ya caigo! Somos de la misma familia, casi. ¿Qué tal? (Le da la mano)
Supongo que le mandó el Todopoderoso. ¿Por qué no puede venir en
persona? Bueno, pero aquí está usted, y justo a tiempo. Ya sabe que han
desaparecido mi corona y mi palacio: todo. Supongo que ha venido a
devolvérmelos.
CRISTO. Lo siento. No puedo detenerme ahora.
REINA. ¿Qué? ¿No se da usted cuenta de lo urgente que es esto?
CRISTO. Es Semana Santa y me van a crucificar.
BUDA. Nos queda mucho camino. Está cansado y le ayuo; así le quedarán
fuerzas para morir decentemente cuando llegue allí.
CRISTO. Sí, amigo mío; gracias por tu compasión. Venimos de muy lejos,
y sólo nos espera sufrimiento y amargura. Pero tú me ayudas. Cuando
noto tu brazo sosteniéndome no me importan tanto las piedras y el
polvo, y cuando muera miraré tu sonrisa y quedaré en paz. Pero tenemos
que irnos ahora mismo. Por todas partes los niños lloran, los padres y
las madres gimen y los viejos gritan como si estuviesen locos. Todos
los animales están destrozados y sangran. Debo morir pronto para que el
mundo sane. Cuando haya descendido a las profundidades del mar,
terminará todo este sufrimiento.
BUDA. Mira, hermano; ¿no es ésta tu cruz? Hemos debido llegar.
(CRISTO se va al pie de la cruz
y levanta la mirada hacia el cerdo crucificado)
CRISTO. Llego demasiado tarde. Ya no es posible que me
crucifiquen por los hombres porque los hombres se han crucificado a sí
mismos, han malgastado sus vidas en el dolor, han destruido suscasas y
han corrido locos por los campos pisoteando los animales y las plantas
y toda cosa viviente. Han perdido la esperanza, han destruido su
felicidad, han olvidado el perdón y la bondad y han convertido el amor
en sospechas y odio. Su inteligencia se ha vuelto astudia, su habilidad
se ha vuelto prestidigitación, sus riesgos se han vuelto apuestas
despiadadas, están locos. ¿Qué son mis sufrimientos comparados con los
de ellos? ¿Cómo puede un inocente morir por los culpables cuando tantos
inocentes son corrompidos y asesinados? Éste es un infierno peor que el
ideado por mi padre.
BUDA. Llora, que yo te secaré las lágrimas y te llevaré a otro sitio.
Apóyate en mí. Encontraremos otro mundo donde aceptarán nuestra
inapreciable ofenda de paz.
CRISTO. ¿Pero dónde? Nuestro sitio es éste. Iba a haber amor,
bondad y esperanza aquí. Iba a haber paz.
MAGO. ¡Lo tengo, lo tengo! ¡Estoy seguro de que mis cálculos son
correctos! ¡Sí! ¡Podré hacer una bomba con ceniza! ¡Estamos salvados!
REINA. ¿Es verdad? ¿Ha contestado Dios a mis plegarias? ¡Hurra! Le daré
a usted una medalla! ¡Todas mis medallas!
PRIMER MINISTRO. Ya sabía yo que resurgiríamos. Caemos de pie. No se
puede hundir a la raza isleña. Me daré una vuelta y reclutaré a unos
pocos soldados. Debe quedar algún hombre, o mujeres, o niños: todos
servimos cuando llega la hora.
BUDA. Ya ves que están locos. No tienen piedad. Si no pueden apiadarse
unos de otros, ¿cómo nos van a escuchar?
REINA. ¡Me vuelven las fuerzas! Diré unas palabras (se aclara la garganta).
¡Pueblo, avanza! ¡Adelanta! / Más lejos / Atrás / Damas e infantes,
échense a un lado / Sobre las colinas hacia la inmensidad / El
horizonte más allá de las cenizas / toque de trompeta / arriba, abajo,
adelante...
(CRISTO y BUDA han salido con prisa
mientras la reina habla. Ahora, la reina, el primer ministro y el mago
se van rápidamente.)
PRIMER MINISTRO. (Saliendo) ¡Oigan, oigan!
MAGO. (Saliendo) ¡Mamma mia!
NARRADOR. Fue entonces cuando la vieja encontró el cuerpo de su hijo;
la explosión lo había sacado de la tumba. Lo levantó por los hombros y
lo reclinó sobre ella, y mientras lo hacía parecía que él hablaba. Sólo
era gas que se escapaba de sus entrañas putrefactas y que le salía por
entre los dientes, pero parecía que decía esto:
(La VIEJA ha puesto sentado al
SOLDADO MUERTO. Le oímos hablar).
PENSAMIENTOS
DE UN SOLDADO MUERTO
Mis tanques incendiaron el trigo
Mis balas astillaron los árboles
Transformé lo que pisaba en una tumba
Y me reía andando por ella
Una vez, en un momento de calma
Vi un pájaro que, cantando,
Construía su nido
En las cajas de cartón donde echábamos a los muertos
Mis llamaradas ciegan las estrellas
Mis cañones aniquilan el trueno
Destruí más que la peste y el hambre
Mi bayoneta estaba afilada
La afilé en la sangre y en los gritos de los hombres que no perdoné
Mutilé para hacer a los hombres felices
Construí cárceles para liberarlos
El bobo, sentado en su silla de ruedas, heredaba a mi voluntad
Soy el padre de millones de huérfanos
Estoy muerto
El pájaro cantó
Cuando la sangre manaba de mis brazos
Aún canta
Yo estoy en mi tumba, y él tiene el cielo
Si ahora me pudiese levantar con alas y volar
Yo tambien cantaría
Yo también cantaría
¡Locos, Paz!
Vosotros que dobláis el hierro pero teméis a la hierba
¡Paz!
En mis alas la ceniza brilla al sol
He aprendido a cantar en invierno y a bailar envuelto en mi mortaja
He aprendido que un cerdo es como un cordero
Y que el poder es la impotencia
¡Locos, sois vosotros los caídos!
—oOo—