En Politics and Culture
publicaron un interesante número sobre evolucionismo cultural. Sin
embargo no pude evitar poner una notita de protesta (con Google
Sidewiki) al prólogo del editor Joseph Carroll, "A Darwinian Revolution in the Humanities?"
cuando convierte a Darwin en "santo patrono único" y me relegaba a
Nietzsche y a Spencer al polvo de los estantes de la historia cultural.
Ah, no....
Lástima que la nota me ha desaparecido del Sidewiki, junto con el Google Sidewiki en pleno. Así empezaba:
"Spencer grows dusty on the shelves of antiquarian intellectual history", indeed? Perhaps so, but so much the worse for us. Spencer's First Principles formulates a complex theory of universal evolution: not just of the evolution of life, but of everything in the universe. It is a grand panorama he draws..."
— bueno, y
venía a decir que para Herbert Spencer el ser humano se origina en
polvo cósmico, pasando por fases de química compleja y de seres vivos
previos. Un punto éste en el cual se remite a las teorías de Darwin.
Darwin (Charles) sólo se ocupó de la variación biológica: Spencer va
mucho más allá, y la perspectiva intelectual de sus teorías es
muchísimo más ambiciosa y comprensiva que la de Darwin.
También lo es
su meditación sobre el lugar relativo de la religión y de la ciencia en
la experiencia y el conocimiento humano: allí pisa un terreno con el
que Darwin no podía ni soñar en pensar, y su discurso está llevado a un
nivel de elaboración teórica impresionante. Sin pretender menospreciar
a Darwin, impresionante en su propio terreno—pero es que el ámbito de
Spencer es incomparablemente más comprensivo y totalizador. También nos
muestra Spencer cómo pudo surgir el Universo a partir de la nada—o más bien a partir de una fuerza indeterminada en contacto con la nada, y consigo misma.
Quizá
sea apropiado que Spencer, que nos muestra cómo venimos del polvo
cósmico, haya quedado enterrado en el polvo de los estantes. Somos sólo
un breve momento del universo, y nuestra pasión por saber de dónde
venimos y a dónde vamos dura aún menos. Además, ya lo dijo el propio
Spencer, no sólo el ser humano, sino todo el Universo, se rige por la
ley del mínimo esfuerzo....
Sobre la perspectiva de Carroll, poco puedo decir aquí, salvo que su
perspectiva redentorista, separando darwinismo cultural "bueno" y
constructivismo cultural "malo" es simplista, como deberían hacerle
sospechar todas las dicotomías tan marcadas y el propio análisis de los
binarismos que hacía Derrida, a quien tanto parece despreciar
Carroll. De hecho, el problema a la hora de entender la cultura
humana es precisamente la medida en que, asentándose como no puede sino
hacerlo en la naturaleza, y en la explotación de un ecosistema, supone
a la vez la construcción cultural de un mundo imaginario y virtual—sí,
la construcción de mundos virtuales, los que analiza el (post)estructuralismo, para estructurar la realidad—esa es la clave para entender la peculiar ecología de los humanos, lo que hacemos en nuestro nicho ecológico.
Porque
en esos mundos culturalmente estructurados es donde nos organizamos,
nos aliamos, y dividimos el trabajo y las tareas sociales: y es esa
organización no "natural" sino natural-cultural la que hace a los
humanos lo que son. Así que, lo siento, pero habrá que desempolvar no
sólo a Spencer, sino también a Nietzsche y sus secuaces.