Voy a la
conferencia de Fernando Sánchez Dragó en el Patio de la Infanta,
"Y el mono se irguió y habló" (foro "Aprendiendo de los mejores"). El
otro día habló José Manuel Blecua sobre la RAE a principios del XXI.
Hoy público añoso, no veo a casi nadie que baje de los 50—ni siquiera
yo, que solía hacerlo. El arte de una conferencia, supongo, está como
el arte de todo, tanto en el cómo como en el qué. Pero esto no es una
grabación, y me centraré en cuatro notas sobre el qué dice Sánchez
Dragó. Se
autodefine como "ni español ni extranjero, ni blanco ni negro, ni mujer
ni varón…" Un hombre sin etiquetas, que quiere que emerja el yo
profundo. Ayn Rand: "para decir Yo te amo, antes hay que decir yo" (Bueno, pero en realidad en español se
dice "te amo"
o "te quiero", digo… yo —JAGL). Colabora ahora en El Mundo, en La Razón, en Telemadrid. Días Azules: memorias de un niño raro,
es su último libro (1 de cuatro libros de memorias, quizá).
Va a hablar del lenguaje, y opta por ser ameno, aunque es un tema muy
serio. Se autodefine como lingüista, filólogo, ha sido profesor de
semiótica, lingüística, etc. —en 13 universidades de 7 países. Se
moverá entre lingüista y narrador aquí. Días ajetreados, estos: se
publica el primer vol. de sus memorias. (Viene el título de Machado: el
papelote póstumo de "estos días azules, este sol de la infancia").
Evoca el azul asociado a su madre, sus ojos, sus trajes: color de la
felicidad, siempre ha sido feliz y ha disfrutado de la vida – cuestión
de carácter, como ser joven o viejo, o desdichado. Lo han llamado niño
raro, joven raro.. y ahora viejo raro. Le gustó ir a la cárcel,
vivencias útiles para un escritor. 5 veces; si no no hubiera ido tanto.
Al exilio, también, con pasaporte falso. Dio la vuelta al mundo y ganó
dinero. Fue a Italia, estuvo indocumentado; profesor y periodista
indocumentado, hoy no se podría. Le gustó que le operaran del corazón,
le gusta hasta coger la gripe, por salir de lo habitual. Sus memorias
son las de un niño feliz, que decidió ser escritor a los 3 años de
edad. El mono era él, se irguió y leyó y escribió. Un libro de
autoanálisis escribió Dragó en Días
azules, echando un sedal al fondo del subconsciente; y se sacan
cosas que se ignoraban antes, conforme se escribe.
Cuenta desde el momento de su concepción: concebido quizá la noche del
31 de diciembre del 35, noche alegre y excesiva. Es posible, le agrada
la idea de ser concebido en una noche de desenfreno, con burbujitas de
champán. Ahí arranca el libro, pero da luego gracias al ordenador
(instrumento importante en su vida hoy) para poner un poco de orden –
nació en una casa llena de
máquinas de escribir, de niño hacía los deberes a máquina – pero se
pasó al ordenador, rindiendo honores fúnebres a su máquina de escribir,
en un ataúd de velorio, y con obituario. Va a poner todos sus libros en
el ataúd, vanidad de vanidades, y va
pensando en su epitafio:
"Ná de ná", por ej., o ahora "Escritor y viajero", "Hombre humilde y
errante" o "Fuese, y no hubo nada".
El caso es que el
primer recuerdo
salió al ponerse al ordenador. Su estilo antes era farragoso, barroco,
fruto de la máquina de escribir: el ordenador ahora le ha depurado y
simplificado el estilo. Y ante el ordenador sale su primer recuerdo, en
el trance del artista: se dibuja el primer recuerdo propio (no recuerdo
de cosas que le han contado): Una señora, Conri, viene a visitar al
niño, que ya leía muy bien, y se lucía ante las visitas. Aplausos, y el
nene se va a jugar. Al despedirse de ella, le dice con aplomo que a
todos sorprende: "Yo voy a ser escritor", cuando le preguntan qué va a
ser de mayor. Es su carácter, su destino, y se dedica a ello... 1)
corriendo aventuras y "mezclándose estrechamente con la vida" como
aconsejaba Hemingway. La propia calle estaba llena de aventuras en
Madrid. Corría libremente, no había coches. Correteaba todo Madrid. Y
2) la otra escuela: leer, leer, leer de todo a la vez, Peter Pan y
Dostoyevski, en plan trituradora de libros. Se crea ante él un santoral
de las figuras que poblarán su universo: Guillermo, Tom Sawyer, los
héroes de las novelas de aventuras…. Y se pone a imitar sus vidas
para poder contarlas.
Todo esto tiene que ver con el lenguaje. Hablar, leer y escribir lo desarrolló al mismo tiempo. También leía diccionarios, con la pasión con la que se leen las novelas, y tiene cientos de ellos, los usa, mira palabras incluso obvias, "botella". Tiene un diccionario de onomatopeyas. Ha habido cien mil lenguas, y se van extinguiendo, y cada vez que se extingue una es una herida para la condición humana. A Hemingway le preguntaron por qué había reescrito tanto el final de A Farewell to Arms. "Encontrar las palabras justas". Lo crucial en cualquier libro es encontrar las palabras justas, quizá pasión inútil, que sólo entenderán los escritores. Aldous Huxley: "la literatura son las personas que sienten un irrefrenable deseo de jugar con las palabras". Y para Valéry, la literatura tiene una condición puramente verbal. Pero vida = viaje = literatura, la palabra también hace la condición humana. Somos hombres porque hablamos, no por las cosas que hacemos. Es el lenguaje, la capacidad de expresar objetos, abstracciones, conceptos, etc. por medio del lenguaje articulado, es lo que nos hace humanos.
¿Pensamos o hablamos primero? ¿Piensa el niño? De un modo elemental, siente, pero no piensa porque pensar es verbalizar con lenguaje externo o interno la vida, los conceptos necesitan palabras. "El principito que todo lo aprendió en los libros", lo llamaba su padrastro. Pero no, también ha aprendido mucho en la vida. Tiene Sánchez Dragó 3 hijos de madres distintas, con 10 años de diferencia entre sí, los hijos son de las mujeres; y quizá tenga un cuarto. Dice que tiene un hijo de su edad, se casó en la cárcel… se llevarán 50 años con el que tenga con su actual esposa, si tiene otro. Los niños de hoy, que han crecido con la tele y los medios, no aprenden a hablar. El niño aprende a hablar escuchando. Y no oye modelos en las tertulias o en la telebasura, se ha empobrecido el lenguaje de los jóvenes hoy. En una conferencia un chaval le preguntó el sentido de la palabra "eximio" y Dragó le dijo "Vd. no es un exsimio, usted no se ha erguido ni ha hablado".
El idioma que
recibimos es el que nos permite
erguirnos y ser los que somos. La gente del campo todavía habla bien, y
la gente mayor, pero los jóvenes y su uso de los medios y los SMS
empobrecen el lenguaje, los sms son gruñidos de chimpancé, dice.
Volveremos a la selva húmeda. Sus hijos decían siempre "super-" tal,
supercual, y él les corregía. En Las
noches blancas
usa campanillas, que usa para dar campanillazos a cualquiera que hable
mal, que cometa un herror lingüístico. Si no hay educación no hay
democracia posible. En Grecia no nace la democracia, sino la
Aristocracia. No, la aristocracia es el gobierno de los que han sido
educados, los que han pasado por la paideia. Poesía, gramática, y
retórica, por ahí se empezaba. Antes se medía la calidad de un centro
por el número de suspensos. Ahora al revés, su prestigio se mide por el
número de aprobados. Únicamente los educados eran ciudadanos en Grecia,
y eran quienes organizaban la cosa pública.
Estudió el bachillerato que no separaba las letras de las ciencias (el
de Pedro Sáinz Rodríguez). Poesía y filosofía nacen unidas. Sánchez
Dragó era muy malo en matemáticas, pero se los aprendía de memoria los
libros, y al final iba pasando. Siete cursos de gramática, con
Morfología, Sintaxis, Léxico. Y latín y griego, 10 años del primero. La
primera gran enciclopedia española, las Etimologías
de San Isidoro, une la comprensión del lenguaje a la comprensión de las
cosas. Quien sabe latín sabe etimologías. Es una barbaridad que el
latín haya desaparecido de la enseñanza – es una lengua que enseña a
pensar, una lengua matemática. Y con él se aprende la historia de la
lengua.
El cerebro es una
droga de recreo: aumenta la
actividad sexual. Y crece la inteligencia: aumenta la masa encefálica.
Dice que los primitivos tenían la virtud de la telepatía, la comunicación sin lenguaje
articulado, pero que la presión debida al aumento de la masa
encefálica, eso coincidiría con la aparición (en todas partes de las
culturas humanas) de las trepanaciones. Tentativa torpe de los chamanes
para dar salida a las dolencias que resultaban del exceso de masa
encefálica. Allí perdieron los humanos la capacidad telepática, y esto
coincide con la leyenda bíblica de la Torre de Babel. (JAGL: Bueno,
yo creo que sería más bien la pérdida de la lengua única no verbal, y
el desarrollo de lenguajes verbales y gramáticas y vocabularios
incomprensibles entre sí. Sea como sea... ). Las leyendas y los
mitos no son gratuitos—son maneras de transmitir la aurea catena. Los
hombres dejan de entenderse entre sí, es el origen del lenguaje común
que sustituya al lenguaje telepático que han perdido.
El hombre se yergue en Africa, del que procedemos todos, y se extiende
por todo el mundo. ¿Pero por qué no hay en Africa alfabetos—y ni
siquiera lenguas, pues sólo hay dialectos? ¿Por qué no hay alfabeto
escrito donde crece el hombre? Esa necesidad al parecer surgió luego,
fuera de África. Surgen cien mil lenguas, algunas disparatadas,
enrevesadas—el español o el japonés son modélicos, pero el chino, el
euskera o el magiar son lenguas endiabladas y extrañas.
Terence McKenna sostenía que lo que convierte al mono en ser humano es
la ingesta de drogas enteogénicas: las drogas que inducen al nacimiento
del espíritu dentro de uno, como las que se tomaban en los misterios de
Delfos. Los chamanes promovían la génesis del concepto de Dios mediante
drogas. No todas las culturas generan el concepto de Dios. Es una
noción que no admite demostración científica, sólo fe u otras actitudes
emocionales. La ingesta de drogas produciría la conciencia de que somos
seres vivos, de la existencia, de Dios... y de allí a Internet,
etc.
Salimos de la selva y nos adentramos en la sabana. Allí todo cambia,
estás a pecho descubierto. Debes avistar a los depredadores, erguirse,
y luego correr deprisa, a dos piernas. El desarrollo de la masa
encefálica y su relación con el cuerpo es mucho mayor en los humanos.
Las hembras humanas tuvieron que correr, y no podían tener la pelvis
muy ancha. La Australopiteca, u Homo, que tenía la pelvis ancha no
podía correr y era devorada por los depredadores en la sabana.
Los nacimientos son difíciles. Portentosa paradoja: una
especie con cerebro desproporcionadamente grande, pero que tiene que
dar a luz a seres con un límite de tamaño en la cabeza, y por tanto con
un cerebro a medio formar, que se seguirá desarrollando tras el
nacimiento.
A diferencia de
lo que sucede con la mayoría de los animales, las mujeres empiezan a
dar a luz a seres que madurarán fuera del útero de la madre, en
contacto con la sociedad exterior. El ser humano se nace inepto, y se
forma ya en sociedad, socializado. Su cerebro se va desarrollando no
dentro del vientre de la madre, sino fuera, en un mundo social. Lo que
produce las zonas del cerebro que permitirán la creación del lenguaje
articulado y la autonconciencia es el crecimiento que se produce fuera
de la madre, a pecho descubierto, socializando. Los niños-lobo no
aprenden a hablar nunca. (Esta
cuestión del desarrollo externo del cerebro, en un mundo social,
explica muy bien por qué el cerebro humano se hace con el lenguaje—la
coevolución del lenguaje y el cerebro, por usar una expresión de
Terrence Deacon. Ver lo que decíamos al respecto en un comentario sobre
la
encefalización y la neotenia - JAGL).
El tiempo apremia, las ideas se amontonan, los excursos florecen, y
no nos puede contar Sánchez Dragó la mayoría de lo que quiere decir….
Por ejemplo el
nacimiento del pensamiento mágico. Las personas establecen una relación
causa-efecto entre cosas que nada tienen que ver entre sí: pero eso lo
hace el pensamiento mágico. Y confunde el significante con el
significado. Saussure habla de langue y parole. Cada
comunidad, grupo,
región… introduce variaciones de tono. El acento, la tonalidad, viene
de la noche de los tiempos en una comunidad. Otra cosa son los
topónimos, también antiquísimos. Y otra cosa que no cambia con la
fragmentación del latín es la sílaba tónica de cada región. Distinta en
francés, en italiano (proparoxítono) o en el español, oxítono. Pervive
el acento. Esto hay que enseñarlo a los niños.
Los niños tienen
que
estudiar lengua para entender su tradición, la cultura del país en el
que viven. En la Romania, los países más alejados de Roma son más
revolucionarios, lingüísticamente hablando. El italiano es más cercano
al latín. Todo esto tiene una lógica— Como lo tiene el ritmo de la
poesía popular en otros países. En España, el octosílabo, en italiano
el endecasílabo, en francés el alejandrino. Las palabras populares han
cambiado mucho, y las cultas continúan con el modelo latino. Pues bien,
siempre la palabra popular tiene un sentido más directo. La lingüística
es una ciencia exacta que exige ser estudiada con el mismo rigor que
las matemáticas.
Dos palabras sobre el español. La dimensión política de las lenguas y
los ciscos que se montan con la inmersión lingüística; la gente
defiende la propia lengua, aunque esa lengua haya llegado a estar casi
extinta como el euskera. Tenemos que estar orgullosos del español, pero
tenemos que lamentar algunas carencias. Tiene gran riqueza léxica,
debido a la aportación árabe, griega, etc… Borges decía que el francés
es rico en significados y el español en sinónimos. También es
extraordinaria la distinción entre ser
y estar.
Son cosas muy distintas que las demás lenguas confunden, ser borracho y
estar borracho. También la distinción entre cosas y personas en el
objeto directo: con a si es una persona: eso evita la cosificación de las
personas.
El español ha sido algo tan crucial que, dice Sánchez Dragó, él se
esforzó durante el exilio en mantener el contacto con el español vivo,
no la langue sino el habla. En Estambul (1966) se emocionó al hablar
con sefardíes, que hablaban en español del Renacimiento. "¡Qué mal
fabla aqueste mançebo!" dijo uno sobre él. Tras el exilio, vuelve a
España—le escribe una carta al Ministro de Justicia, harto del exilio,
y le pide un indulto. La envía al Ministerio de Justicia, Madrid. (Era
Oriol y Urquijo, "perfecto caballero"). Y llegó la carta al ministro,
que le contestó de su puño y letra, y le dio un salvoconducto, y le
indultó en el Consejo de Ministros, tras otro paso por la cárcel (en
1970), un arresto educado y amistoso y casi voluntario. Lo indultó
personalmente Oriol, que era potestad suya. Y volvió a Madrid y a su
habla, y mirando las calles ve una hermosa palabra, una palabra jugosa,
"TAHONA". Y se echó a llorar, ante la tahona cerrada.
Y termina con una anécdota india, y un soneto de Dámaso Alonso.
Había un santón mudo, venerado por la muchedumbre. En su vejez,
agonizante, por una ventana se veía una montaña cubierta de árboles. Y
un instante antes de morir, se volvió hacia el bosque y dijo, "¡Fuego!"
—y el bosque ardió. Concentró todo el poder del lenguaje de su vida en
una palabra.
Sánchez Dragó estudió en una universidad franquista donde no había
grandes pensadores, pero sí había grandes lingüistas: Rafael Lapesa,
García de Diego... Y Dámaso Alonso, que luego presentaría Gárgoris y Habidis.
Termina, pues, con el soneto de Dámaso Alonso, "Una voz de
España": "tiernos
monstruos ruidos me decían…"
—en el que el poeta se despide de las palabras que aprendió desde niño
y que le han permitido hacer su mundo, ser el dios de su propia
creación, palabras que pronto ya no sonarán más para él.