"Abstracted to death" :

Estética del bilingüismo y la traducción en la prosa de Beckett

 

José Ángel García Landa

 

Universidad de Zaragoza, 1987

Edición electrónica 2004

 

[Comunicación presentada en el XI Congreso AEDEAN (Universidad de León, 1987). Publicada en Actas del XI Congreso de A.E.D.E.A.N. (Translation Across Cultures). Ed. Julio César Santoyo. León: Secretariado de Publicaciones de la Universidad de León, 1989. 105-110]

 

 

 

Algunos grandes escritores han decidido abandonar su lengua materna para escribir en un idioma extranjero: Beckford, Conrad, Pasternak, Koestler, Nabokov, Beckett. Aun dentro de este curioso grupo, Samuel Beckett ocupa un lugar especial. No sólo ha escrito lo más significativo de su obra en francés; muchas de sus obras están escritas originalmente en inglés, y además traduce él mismo de manera sistemática a cada uno de los dos idiomas lo que ha compuesto en el otro. Aunque a veces echa mano de un colaborador (en la traducción de Murphy, Watt, Molloy, "L'Expulsé" o "La Fin"), normalmente trabaja solo, y en todo caso siempre reelabora por su cuenta la traducción hecha conjuntamente (Juliet 86 ; Janvier & Vaquin-Janvier 58).

Beckett escribió en inglés hasta aproximadamente 1945; parte de esa obra sería traducida luego al francés (Murphy [1938] en 1939-45; Watt [1944] en 1968). A partir de 1945, escribe una primera versión francesa que luego traduce al inglés (Mercier et Camier [1946) / Mercier and Camier [1974]; Molloy [1948] / Molloy [1954]; Malone meurt [1948] / Malone Dies [1955]; L'Innommable [1949] / The Unnamable [1958]; Comment C'est [1960] / How It Is [1963]; Le Dépeupleur [1966-70] / The Lost Ones [1972]; Mal vu mal dit [1981] / Ill Seen Ill Said [1982]). A veces, y cada vez con mayor frecuencia, se invierte el proceso ("From an Abandoned Work" [1956] / "D'un ouvrage abandonné" [1967]; Company [1980] / Compagnie [1980]). Worstward Ho (1983) todavía no se ha publicado en francés a finales de 1987. En el teatro, Beckett volvió al inglés mucho antes: tras triunfar como dramaturgo en francés, pasó desde finales de los años 50 a escribir la mayoría de sus obras en inglés.

Las diferencias entre el primer estilo inglés de Beckett y la escritura posterior a 1945 son abismales. El vocabulario pedantesco desaparece; la acción externa cede su lugar a la introspección; el irónico narrador en tercera persona se transforma en lo que podríamos llamar una voz narrativa abstracta disfrazada de narrador en primera persona; el tono seguro y autosuficente se vuelve un tanteo meditativo. Se trata de un estilo a la vez más coloquial y más difícil. Como señala Jenaro Talens (40), "ya no serán las figuras de lengua su instrumental de trabajo ni su campo de investigación, sino las figuras de narración". Todo esto no puede ser consecuencia de un cambio de idioma, pero tampoco se trata de dos hechos aislados. Beckett está utilizando el francés para dar forma a su lenguaje tan peculiar, de textura idéntica en las versiones inglesa y francesa.

¿Cómo se traduce Beckett a sí mismo? No se trata de que estas traducciones hechas por el mismo autor ya sea a su idioma nativo o al adoptado sean perfectas en un sentido en el que no lo pueda ser una traducción corriente. El bilingüismo de las obras tiene muchas repercusiones, y muchas son las normales en cualquier traducción; por ejemplo, los juegos de palabras intraducibles. Resulta a veces un empobrecimiento de la versión inglesa. Por ejemplo: en su desesperación por seguir hablando, el Innombrable francés dice, "quand on ne sait plus quoi dire on parle du temps, des secondes". Temps, como 'tiempo', es a la vez time y weather. El inglés debe contentarse con traducir time, eliminando así un juego de palabras y una imagen muy significativa referente a la alienación y al parloteo insensato. Los ejemplos son muy numerosos. Pero otras veces es la versión inglesa la que introduce un juego de palabras igualmente apto que era impracticable en francés.

Pero las traducciones hechas por el autor son a la vez un trabajo de revisión. Es frecuente oír que las versiones inglesas hechas por Beckett son recreaciones perfectas del original, o bien que son obras nuevas con entidad propia, dos afirmaciones que no parecen muy compatibles. De hecho, ambas son exageradas. Como traductor, Beckett es en general exacto y preciso, y si frecuentemente no se ata a la letra del original resulta de ello solamente una mayor fidelidad a su espíritu. La revisión más frecuente es la supresión; raramente el añadido. En la trilogía, la media de supresiones viene a ser de una frase cada dos páginas, y las adiciones no llegan a la mitad. Hay alteraciones significativas, aunque en modo alguno fundamentales. Así, un cambio de artículo en Malone Dies transforma una gallina gris anónima en (quizá) la gallina gris que poseía Moran en la novela anterior:

C'était une poule grise, toujours la même peut-être (48).

It was a grey hen, perhaps the grey hen (31).

Molloy nos promete en francés dos narraciones (9) que en la versión inglesa se transforman en tres (8), probablemente para incluir a The Unnamable, todavía no concebido por Beckett mientras escribía la versión francesa de Molloy (Fletcher, 129-30). De modo semejante, la visión de una presencia horrible dentro de sí que tiene Moran en el Molloy francés se ve reforzada en inglés añadiendo que se trataba de "a (...) countenance I could not name", clara alusión al Innombrable. La versión inglesa refuerza de manera sutil los lazos entre las tres partes. Dada la naturaleza de las novelas, muy pocas alteraciones son necesarias. Aumenta así la cohesión particular que mantienen estas tres novelas dentro de ese libro único que en cierto modo constituyen el conjunto de las obras de Beckett.

Pero la traducción de la obra no es sino la culminación de ese experimento en bilingüismo que es la escritura beckettiana. Pues ya hay un componente de traducción en la génesis misma de la obra en un idioma adquirido. ¿Por qué decide Beckett abandonar el inglés?

Hay una primera explicación evidente. En los años 30, Beckett es un escritor irlandés que se instala en París, habiendo encontrado asfixiante la atmósfera sociocultural de Dublín y Londres. Su situación económica es precaria, y a la larga se convencerá de que un cambio de idioma aumentaría sus posibilidades de encontrar un editor. Beckett mismo ha dado otras buenas razones para escribir en francés: "por capricho", "para llamar la atención", "para empobrecerme" (Birkenhauer 110). Pero a veces se muestra más colaborador y relaciona el cambio de idioma con su progreso como escritor y su búsqueda de una estética del fracaso en la expresión y de la depauperación (cf. Disjecta 138 ss.). Tal estética requiere, al igual que una estética de la expresión, un dominio férreo sobre una materia lingüística indócil, siempre dispuesta a imponer significados ajenos a la intención del escritor.

Ya en sus primeros escritos, Beckett afirma que un escritor debe crear su propia lengua ("Dante..." 28). Expresa su insatisfacción con el idioma inglés, que según él ha perdido la inocencia y la expresividad. También rechaza la noción de "estilo" comúnmente aceptada. Habla de un estilo no uniformemente pulido, que deje un lugar a lo banal y a la frase hecha como fondo sobre el cual han de destacar los momentos cumbre de la obra. Los clásicos franceses serían el modelo para un estilo semejante, y aparece por primera vez la tentación de la lengua francesa: "Perhaps only the French can do it. Perhaps only the French language can give you the thing you want" (Dream, 47). Es curioso observar que estas primeras manifestaciones de la vocación bilingüe de Beckett no son concordantes con lo que después fueron, según parece, las razones decisivas para el cambio de idioma. Las mueve un ánimo de alcanzar mayor expresividad y riqueza, algo ajeno a los intereses de la obra de madurez. Una nota común es, sin embargo, la necesidad de reaccionar contra un idioma como corolario de la reacción contra una escritura. En una carta de 1937 escribía Beckett:

Es wird mir tatsächlich immer schwieriger, ja sinnloser, ein offizielles Englisch zu schreiben. Und immer mehr wie ein Schleier kommt mir meine Sprache vor, den man zerreisen muss, um an die dahinterliegenden Dinge (oder das dahinterliegende Nichts) zu kommen. (Disjecta, 52)

Usando el francés, Beckett se libera de una tradición. Escapa a los automatismos estilísticos mediante la mayor atención a cada palabra que requiere la escritura en una lengua no materna. Beckett se ha quejado a veces de que el idioma inglés le hacía decir más cosas de las que realmente quería decir (Federman 28), que no podía evitar escribir poesía cuando escribía en inglés (Coe 14). El francés proporciona "the right weakening effect"; según Beckett, "in French it is easier to write without style" (Coe 14). Si otros escritores irlandeses como Yeats o Joyce crean su lengua literaria sometiendo a un rígido control la lengua materna, Beckett cree poder ir más allá partiendo de una lengua que está para él más libre de automatismos, de asociaciones ya hechas (cf. Juliet 75, Smuda 51, Ellmann 21).

Decíamos que la traducción es en cierto modo la culminación del proceso. En efecto, el estilo, purgado en cierto modo por la circulación a través de una lengua extranjera, ya no resiste a las intenciones del autor (1). Al igual que los ambientes y personajes de las obras de Beckett son a menudo una curiosa mezcla de elementos franceses e irlandeses, su escritura no es propiamente francesa ni inglesa. Hay que leer su obra francesa como lo que es, obra de un hablante no nativo. Y la versión inglesa no como una traducción sin más, sino como una traducción que es a la vez una primera versión que no se pudo escribir antes.

En efecto, a pesar de la facilidad de Beckett para los idiomas, tenía más de treinta años cuando se instaló por fin en París, y su francés nunca ha sido el de un nativo (si bien es en cierto modo superior al de la mayoría de los nativos). Sigue hablando con acento irlandés, y , en cuanto a la lengua escrita, una colaboradora suya en la versión francesa de Watt, Agnès Vaquin, comenta:

Notre savoir sur le sens des mots et de la syntaxe lui était également précieux. Par exemple, je me souviens des engueulades à propos du subjonctif imparfait, parce qu'il ne sentait absolument pas la concordance des temps au subjonctif. (Janvier & Vaquin-Janvier, 58)

Al comienzo de su carrera como escritor en francés, Beckett temía que su condición de hablante no nativo le traicionase con giros o construcciones inusuales (Bair 295, 329). La obra francesa es en parte el resultado de una primera traducción oculta en la forma de una intensa revisión, a veces con la ayuda de hablantes nativos. No es imposible encontrar interferencias de las dos lenguas en las obras: los galicismos abundan en Watt, escrito en Francia, y los anglicismos en las primeras obras francesas (Fletcher 91-93). Según Agnès Vaquin, "sa façon d'écrire l'anglais est un peu française, et (...) sa façon d'écrire le français est assez anglaise" (64).

Las novelas reflejan la conciencia que tiene Beckett de este hecho. Muchos de los galicismos y anglicismos están usados conscientemente, con efectos humorísticos (a veces, supuestamente humorísticos). Algunas construcciones simulan dificultades con la gramática francesa. Veamos ejemplos. Molloy habla de "cette tranche de ma, mon, de mon existence" (74). Beckett finge así tener problemas con las reglas del posesivo francés, al unir en un principio la forma "ma" al femenino "existence", que requiere la forma pseudo-masculina "mon" por comenzar por vocal. Más explícitamente aún, Malone describe así los gestos que Madame Louis hace con los brazos: "Elle les écartait de ses flancs, je dirais brandissais [sic] si j'ignorais encore mieux le génie de votre langue" (46). Describiendo a una pareja, habla de "son front, à lui ou à elle, à lui" (140) jugando con la ambigüedad genérica de son, sorprendente solamente para un hablante de lengua inglesa. Las versiones inglesas suprimen estos juegos; el equivalente de la última frase en Malone Dies es "his brow" (87). Es obvio que para Beckett no tiene sentido hacer que sus narradores simulen un desconocimiento del inglés, mientras permite estas pequeñas incoherencias en francés. Incoherencias, porque nada más en el mundo ficticio de las historias nos invita a interpretar que los personajes están escribiendo en una lengua que no es la suya. No se trata de acontecimientos intradiegéticos, sino de pequeñas distorsiones de la ficción, de guiños que nos recuerdan la presencia de un autor bilingüe, rompiendo por un momento el elaborado sistema de narraciones encajadas unas dentro de otras e insinuando de manera única en estas obras las circunstancias reales de su producción. En efecto, a pesar de la abundancia de elementos autobiográficos en la obra de Beckett, ésta aspira a colocarse en una esfera que la haría inaccesible a una interpretación confesional. Sólo estas rupturas de nivel son confesionales, y es significativo que se refieran precisamente al hecho de que el mismo lenguaje de las obras les es ajeno.

Beckett construye su "ausencia de estilo" no sólo contra la lengua, sino contra sí mismo, contra la lengua en tanto que constituye y determina la actitud ante el mundo. Parece, en efecto, a pesar de alguna airada declaración del autor contra la naturaleza misma del idioma inglés, que el mayor defecto de éste es ser la lengua de la cual está hecho el escritor. (2). Obsesión beckettiana, la de concebir el pensamiento como una invasión de palabras recibidas del exterior, que atraviesan el yo sin darle un ser permanente. El Innombrable descubre que es una simple ilusión de yo, un efecto del lenguaje. No hay un yo expresable al margen de las palabras; éstas lo constituyen a la vez que apuntan engañosamente a algo más. Si el escribir en otro idioma es en principio una reacción contra un estilo, un intento de des-lirización y des-significación de las palabras (Fletcher 28) es también una reacción más fundamental contra el cliché como herramienta para dominar (y adormilar) la realidad; es la construcción de un estilo nuevo y de una actitud de atención ante la existencia.

En cuanto al idioma inglés, parece que no hay que desesperar todavía. Si resulta demasiado abstracto y poco expresivo, por ello mismo se avendrá perfectamente con la estética antiexpresiva que Beckett lleva a sus últimas consecuencias en su novela más reciente, Worstward Ho, relato enteramente abstracto, cuya acción consiste en la pura evocación metalingüística de sí mismo, y cuyo desenlace es la triunfante reducción al absurdo de los presupuestos iniciales. Beckett juzgó oportuno componerla en inglés, y todavía no la ha traducido.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Notas

1 Beckett se queja de que la versión inglesa de Comment C'est, How It Is, resultó "somewhat of a failure" (cit. por Federman, 28). El idioma inglés volvió a hacerle decir más cosas de las que quería. El camino de vuelta no carece, pues, de peligros. Volver

2 Charles Juliet (80) afirma que el retorno gradual de Beckett al inglés se debe a que es esta lengua la que desempeña ahora el papel de lengua extranjera. Volver

 

 

 

 

 

Bibliografía

 

Bair, Deirdre. Samuel Beckett: A Biography. New York: Harcourt, Brace, Jovanovich, 1978.

Beckett, Samuel. "Dante ... Bruno . Vico .. Joyce" (1929). En Disjecta, 19 - 33.

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­­­. Molloy. Paris: Editions de Minuit, 1951.

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­­­. L'Innommable. Paris : Editions de Minuit, 1953.

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Ellmann, Richard. "Personne de nulle part". Magazine Littéraire 231 (1986): 18 - 26.

Federman, Raymond. "Samuel Beckett's Fiction Since Comment C'est". L'Esprit Créateur, 11.3 (1971): 28.

Fletcher, John. The Novels of Samuel Beckett (1964). London: Chatto & Windus, 1972.

Janvier, Ludovic, y Vaquin-Janvier, Agnès. "Traduire avec Beckett : Watt". Revue d'Esthétique (nº especial dedicado a Beckett, 1986): 57 - 64.

Juliet, Charles. "Encuentro con Samuel Beckett". El Paseante 5 (1987): 72 - 81).

Pieller, Evelyne. "Les mots des autres". Magazine Littéraire 231 (1986): 27 - 28.

Smuda, Manfred. Becketts Prosa als Metasprache. München: Wilhelm Fink, 1970.

Talens, Jenaro. Conocer Beckett y su obra. Barcelona: Dopesa, 1979.