La novela histórica: Parámetros para su definición.

Géneros o modos de discurso que la delimitan

defence                                                        José Ángel García Landa

Universidad de Zaragoza, 1992

Edición en red 2004, rev. 2011

 

(Notas para una contribución a la mesa redonda sobre "La novela histórica y el postmodernismo." XVI Congreso de la Asociación Española de Estudios Anglo-Norteamericanos, Universidad de Valladolid, 1992)

 

Novela histórica e historia

La novela histórica clásica busca rellenar los huecos documentales que deja la historia con conjeturas que sean a la vez narrativamente satisfactorias y verosímiles. Los fallos a evitar serían la anacronía y el no acomodar en su argumento los hechos históricos conocidos. Esto presupone una noción clásica de la narración y también de la historia: los hechos conocidos se suponen ciertos, y sólo insuficientes cuantitativamente. La mayoría de las novelas históricas tradicionales aceptan en mayor o menor grado esta premisa, al articularse en torno a algún acontecimiento histórico conocido. La fórmula es inaugurada por Walter Scott. Ya en Scott se trata, por supuesto, de interpretaciones deliberadas de la historia, mostrando las principales líneas de conflicto que han determinado el presente, y la manera en que se resolvió dicho conflicto. La novelas de Scott (Waverley, Ivanhoe...) suelen adoptar una estructura muy clara: dos campos ideológicos, cuyo asentamiento económico y social se analiza cuidadosamente, se enfrentan en un conflicto externo, que es a la vez un conflicto interno para el protagonista, dividido por herencia, educación, vocación, etc. entre los dos bandos. Esta división del protagonista es un anuncio de la síntesis final entre los dos bandos, aunque ésta se presente como la victoria de uno sobre otro. Es un género conservador, asociado a la propaganda nacionalista. Representantes: Scott mismo, Kingsley (Westward Ho!), en España Gil y Carrasco, El señor de Bembibre. Los personajes se vuelven alegorías o personificaciones de fuerzas históricas, características raciales o nacionales, etc.

La narración autorial en tercera persona va unida a esta modalidad clásica de la novela histórica, que necesita una voz autorizada.

Existe la posibilidad de usar la forma clásica de modo ideológicamente innovador: así aparecen reinterpretaciones de la historia privilegiando elementos antes marginales (como las novelas del 92 sobre la "España multicultural", etc., contra el discurso de la historia tradicional pero muy dentro del discurso dominante hoy en día).

Diferentes estructuras temporales son posibles. El contraste presente / pasado (entre el momento de la escritura y el narrado) está por definición en la base del género, ya sea de modo implícito o explícitamente a través del comentario del narrador. En el caso de la novela histórica en primera persona, aparece un tercer punto de referencia temporal inherente a la autobiografía: la distancia entre el pasado del cronista y su vejez (el momento de la narración o autoría ficticia, posterior al de la acción narrada). Un cuarto punto de referencia nos lo da el momento de la lectura: hoy las novelas de Scott ya no son sólo novelas históricas, sino fenómenos históricos, documentos sobre la época romántica.

 

Novela histórica y novela de aventuras

Se prestan los géneros a una mezcla. Raimond define la novela histórica como una novela de aventuras ambientada en el pasado. Fenimore Cooper sería el modelo (The Last of the Mohicans). La degeneración de esta tendencia produce las novelas de subgénero temático: el western, la película de romanos, etc., cuyo principal atractivo consiste en recrearnos en estereotipos supuestamente históricos y llenos de tics genéricos. No digamos ya cuando se producen híbridos como la novela de detectives y la novela de romanos (como en la serie de Lindsey Davis sobre Marco Didio Falco).

Intentos de reconstruir una época con mayor fidelidad sobre la base de una línea de aventuras nos dan novelas como las de Mika Waltari (Sinuhé el Egipcio, Marco el romano) o Mary Renault (Fire from Paradise, The King Must Die). La anacronía fundamental se encuentra, naturalmente, en la voz narrativa del personaje testigo.

 

Novela histórica y fantasía

Se da esta relación en novelas ambientadas en algún período remoto, o en épocas ya consagradas por la tradición fantástica (el ciclo artúrico, etc.). También este género puede reescribirse: así The Mists of Avalon, de Marion Zimmer Bradley, reinvención del ciclo artúrico desde el punto de vista de las mujeres. Pero es evidente que en esta dirección la historia se convierte pronto en el pretexto de la fantasía.

 

Novela histórica y novela local

Ya desde Waverley, novela de Escocia, convergen la novela histórica y la local. Me refiero a la novela regional o local en el sentido de mostrar una sociedad específica definida tanto por su paisaje natural y humano como por sus tradiciones que la diferencian de otras regiones. La investigación de estas tradiciones, normalmente usando un observador externo en quien se apoya el lector, la búsqueda de las raíces del presente, puede llevar en la dirección de la novela histórica. Al margen de las novelas rurales parcialmente históricas de Mrs Gaskell (Sylvia's Lovers) o Thomas Hardy (The Trumpet-Major), la influencia principal sería Absalom, Absalom! de Faulkner. En este caso también es una de las fuentes de la novela histórica metaficcional, ya que la reconstrucción del pasado de la familia Sutpen es esencialmente perspectivística y conjetural, derivando al final en la pura creación literaria por parte de los investigadores Shreve y Quentin.

 

Novela histórica y metaficción

El contacto de la novela histórica con la metaficción comienza con el problema de la motivación de la narración. El novelista puede elegir efectuar el salto entre el presente y el pasado por decreto, por el privilegio de la invención, o puede intentar motivar la existencia de la misma novela como si se tratase de un documento histórico ficticio (Thackeray, Esmond; Graves, I, Claudius, Eco, El nombre de la rosa). También puede motivarse no tanto la novela en sí como el conocimiento del pasado que vamos adquiriendo, y colocar el énfasis en la reconstrucción de datos y el proceso de investigación histórica (Absalom, Absalom!). En ambos casos, la naturaleza de la novela como documento escrito se hace explícita, y la textualidad se hace más densa. En Absalom, Absalom! se nos presenta un modelo de escritura que mezcla el presente y el pasado, la búsqueda de documentación y la pura invención. Esta novela podía ser una candidata para inaugurar la novela histórica metaficcional moderna.

Una posible forma de novela histórica metaficcional consiste en internalizar en la misma acción de la novela la tensión entre el presente y el pasado que está en la base del género. Así podemos encontrar novelas basadas en una alternancia presente-pasado, e incluso en una transgresión metaficcional entre los momentos del presente y del pasado, que presentan cortocircuitos y paralelos inesperados. Es lo que sucede explícitamente en novelas como Hawksmoor, de Peter Ackroyd, o Possession, de A. S. Byatt. Este fenómeno suele ir unido a una alternancia de estilos, pastiches de estilos anteriores, etc.

La construcción metaficcional suele ir unida a un interés por la intertextualidad. Una novela puede dialogar con otros muchos textos: el discurso de la historia, o una multiplicidad de documentos históricos, literarios, filosóficos, etc. que vienen del pasado. Por ejemplo, con la tradición literaria inglesa en English Music de Ackroyd.

 

Novela histórica y biografía

En el origen encontramos las biografías noveladas de personajes históricos célebres (Bulwer Lytton, Harold). Incluso hoy este género puede modernizarse y presentarse con tintes metaficcionales, como en la Autobiografía del General Franco de Vázquez Montalbán. En la literatura contemporánea, los personajes son no tanto el centro de la acción histórica como testigos o portavoces de una época y una civilización distintas de la nuestra (I, Claudius de Graves; That Lady, de Kate O'Brien).

Una tendencia especialmente pronunciada en la actualidad es la biografía ficticia de un escritor o un artista. (Ackroyd, Chatterton y The Last Testament of Oscar Wilde; Bernard-Henri Lévy, Los últimos días de Charles Baudelaire; Robert Nye, The Memoirs of Lord Byron). Es una ocasión para la meditación estética, el pastiche literario y el juego metaficcional.



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