El sol no es para los pobres

José María YUSTA LOYO  13/12/2015

Esta noticia pertenece a la edición en papel de El Periódico de Aragón.

 

Desde la publicación del Real Decreto 900/2015 el pasado octubre, los consumidores disponemos por fin de un marco legal para producir electricidad en nuestras casas o empresas con el objeto de autoconsumirla y abaratar el suministro de energía. El decreto incluye unas tasas o peajes que los consumidores pagarán por la energía que produzcan (inferiores para instalaciones con menos de 10 kilovatios de potencia contratada), el denominado “impuesto al sol”.

Todos los ecos que nos llegan parecen apuntar al Gobierno como responsable de que no instalemos placas solares en nuestros tejados para abaratar nuestro recibo de la luz. Bien, dando por sentado que la nueva legislación no está diseñada para promover la generación distribuida sino más bien para desmotivarla, es necesario hacer algunos números para bajar al terreno real de un presupuesto familiar.

Según indicaba este mismo otoño la patronal del sector fotovoltaico Unef antes de la publicación del citado decreto, el plazo de amortización de las instalaciones de autoconsumo fotovoltaico en una vivienda es de 16 años, suponiendo una potencia contratada de 3,3 kW, un consumo anual de 4000 kWh y la instalación de placas solares de 1,8 kW. El coste de la inversión puede rondar los 6.000 euros. Si se añade una batería para consumir la electricidad en horas punta de 9 a 11 de la noche, el coste final subiría a 11.000 euros pero podría amortizarse entonces en 10 años. ¿Qué familia puede permitirse esta inversión, sabiendo que no va ahorrar dinero hasta dentro de 10 o 16 años?

Además es preciso disponer de la superficie necesaria para ubicar los paneles solares, algo que sólo es factible en viviendas unifamiliares, ya que la legislación limita la posibilidad de compartir una instalación fotovoltaica en un edificio de viviendas para suministrar electricidad a los distintos pisos o locales.

Así que sólo aquellos que vivan en un chalet y dispongan de suficiente capacidad financiera podrán plantearse esta alternativa. A día de hoy, con o sin decreto de autoconsumo, aprovechar el sol no está al alcance del bolsillo de todos los ciudadanos.